BRINDANDO SOBRE LOS ESCOMBROS

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

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El primer programa de la dirección de noticias del canal de cable ALEF NETWORK fue emitido en 1995,  días antes del primer aniversari...

martes, 10 de marzo de 2015

NISMAN, PALACIOS Y LA DAIA



Muchos olvidan que Nisman presentó hace años su acusación por encubrimiento de la llamada "pista siria" y local,   tras lo cual fue duramente recriminado por la DAIA y por la embajada de los Estados Unidos.  Fue cuando las relaciones entre el fiscal y la dirigencia de la comunidad judía llegaron a un punto de tensión tal, que el fiscal querelló a uno de sus miembros por presuntas amenazas  (ver "Cuando la DAIA apretaba a Nisman").  
Quienes sistemáticamente salieron en primera fila en defensa de los principales acusados por el fiscal,  fueron los propios dirigentes de la DAIA:  


"Según el detallado pedido de procesamiento del fiscal Alberto Nisman,  Palacios fue al menos a partir del 1 de agosto de 1994 el brazo ejecutor de la orden emanada de Carlos Menem a través de su hermano Munir de parar los allanamientos en marcha y toda investigación sobre un ciudadano de origen sirio, íntimo de la familia presidencial y que aparecía en el centro de la trama criminal.  Como veremos después,  esta fue una de las gigantescas maniobras de eliminación de pruebas esenciales para la investigación de la masacre de 85 personas,  en virtud de las cuales el gobierno de Menem y sus aliados en la propia comunidad judía lograron impedir que se supiera la verdad completa de lo ocurrido. 
Pero al momento en que Macri insistía con el nombramiento del “Fino” y su ministro Guillermo Montenegro lo defendía como el mejor policía del país,  los detalles del involucramiento de Palacios con el encubrimiento del atentado a la AMIA eran poco conocidos aún por el público en general.   Quienes conocían muy bien la actuación de Palacios eran los abogados de las instituciones judías AMIA y DAIA y sus principales dirigentes de los últimos años.   Así fue que cuando en la legislatura tuvieron lugar debates sobre la posible designación del “Fino”,  concurrieron raudamente e hicieron sentir su voz.  Era una excelente oportunidad para poner en el centro de la escena la persistente impunidad en la causa AMIA,  señalar a uno de los responsables,  y apoyar las nuevas investigaciones respecto del vergonzoso encubrimiento,  tal como exigían familiares de las víctimas que se hicieron presentes en las deliberaciones.   Pero el discurso de los dirigentes judíos fue levemente diferente.  El 8 de julio de 2009. tres ex altos directivos de la DAIA concurrieron a la sede del gobierno de la Ciudad no para oponerse, sino para opinar a favor del nombramiento del Fino Palacios al frente de la policía de Macri y sostuvieron que las denuncias en su contra tenían origen “político”,  utilizando idénticos términos a los empleados por el jefe de gobierno porteño. El ex presidente de DAIA, Jorge Kirszembaum, dijo que Palacios había demostrado capacidad, honestidad e idoneidad para el cargo. Por su parte otro ex titular, José Hercman,  cuestionó a los sectores que “pretenden ensuciar la imagen de una persona con prácticas que se asemejan a las de la Inquisición”, y Roberto Zaidemberg, también ex dirigente,  lo calificó como “una bellísima persona con una trayectoria impresionantemente eficaz y limpia en la policía”.   Así fue que Macri se valió de tal apoyo señalando que en la oposición existe “vocación de generar un prejuicio sobre una persona que es reconocida por las propias autoridades de la AMIA y la DAIA” (si bien en verdad todos los apoyos explícitos provinieron sólo de DAIA).   El 11 de julio se publicó la designación del nuevo jefe policial en el Boletín Oficial.
Sin embargo,  las incesantes demostraciones públicas de disconformidad -fogoneadas por el kirchnerismo-  y las persistentes críticas de los familiares de las víctimas, determinaron a  Palacios a presentar su renuncia,  la que luego de algunos cabildeos le fue aceptada el 25 de agosto de 2009.  
Tras ello,   el 1 de octubre de 2009, el Juez Federal Ariel Lijo, en un Fallo de más de 300 páginas, dispuso el procesamiento de Palacios por su participación en maniobras de encubrimiento y eliminación de pruebas de la llamada “pista siria”, que se urdieron bajo directivas de Carlos Menem y con instrucciones del hermano presidencial Munir Menem.  Junto con los tres,  fueron encausados el ex juez Galeano,  su mentor y jefe de la SIDE Jorge Anzorregui,  y dos altos funcionarios de los servicios de inteligencia y  policiales: Juan Carlos Anchézar  y Carlos Antonio Castañeda.   Todos ellos cumplieron roles precisamente determinados en la protección del sospechoso Alberto Kanoore Edul y de otras personas vinculadas a Telleldín y a Rabbani.  Las conexiones de esta pista llevan sin mucha dificultad hasta popes del narcoterrorismo sirio y del tráfico ilegal de armas,  pero también a altos funcionarios argentinos.  
Sin embargo,  estos tres ex directivos de la DAIA,  al igual que la destacada abogada de la entidad Marta Nercellas,  defienden fervorosamente a un acusado de encubridor del atentado que demolió su sede y mató a 85 personas,  separándose cada vez más de los familiares de las víctimas.  ¿Por qué lo hacen?¿A quién representan?.
Macri, en defensa de su candidato, recordó Palacios que fue un policía muy condecorado[1]. El dirigente judío José Hercman avaló al Intendente mencionando que la DAIA lo condecoró precisamente “por sus aportes a la investigación del atentado”.  ¿Cómo es posible?,  ¿de qué aportes se trata?,  ¿qué secretos ocultan?
El acto de homenaje a Palacios que evocaban Hercman y Macri fue celebrado el día viernes 16 de noviembre de 2001, en plena marcha del Juicio Oral y Público por el atentado a la AMIA, en la etapa de las audiencias testimoniales. Ya se llevaban escuchadas docenas de dramáticas declaraciones de testigos presenciales y sobrevivientes. Las audiencias debían reanudarse el martes 20,  día en el cual comenzarían a declarar los policías federales que tendrían que haber custodiado la zona y que -al igual que ocurrió con el atentado a la Embajada-  sugestivamente se salvaron por no encontrarse donde debían estar.  Más de una docena de efectivos de la Policía Federal -entre ambos atentados-  milagrosamente alteraron su rutina obligatoria en los momentos previos a las explosiones.  Los federales debían presentarse a declarar y explicar un sinnúmero de gruesas irregularidades cometidas en las horas previas y posteriores al atentado.   Entonces,  los representantes y abogados de la institución judía,  en lugar de preparar profundos interrogatorios para desentrañar la sospechosa actuación policial,  decidieron hacer un acto de agradecimiento y entregarle una condecoración al “Fino” Palacios y demás jefes de la institución sospechada de  perpetrar maniobras de encubrimiento, homenaje al que también concurrieron el juez Galeano y una despistada familiar de las víctimas. 
La remanida frase “una imagen vale más que mil palabras”, tiene apropiada aplicación en la foto elegida para ilustrar este capítulo. El sobreactuado brindis muestra la copa en alto del presidente de la DAIA Hercman y de los jefes de la Policía Federal. La mayor emoción de ese instante captado por el fotógrafo de la agencia Télam[2] es evidenciada por Hercman, cuya copa también es la que se exhibe más alta. Los policías se muestran más discretos, con gestos que parecen reprimir apenas una incrédula sonrisa.
Finalizando el acto de homenaje tributado en el año 2001 por la DAIA a los altos mandos de la federal, el jefe de la policía Rubén Santos declaró a los medios que “este gesto de la DAIA limpia la imagen de la institución”, en cuya jurisdicción ocurrieron las dos masacres[3].
¿Qué es lo que Hercman estaba agradeciendo a los encubridores?.
La condecoración de los dirigentes judíos a Palacios, ¿fue apenas un lamentable error?, ¿una muestra de impericia?, ¿un emergente del síndrome de Estocolmo? ¿O existe una extraña asociación entre “víctimas” y victimarios?
Los tres destacados dirigentes de la DAIA que se deshicieron en elogios hacia Palacios pertenecen al entorno íntimo del ex titular de la entidad Rubén Beraja. Y tienen un frondoso legajo en defensa de los principales responsables de la impunidad del atentado a la AMIA.   


[1] Posteriormente,  en una charla brindada en la sede Pilar de la Sociedad Hebraica Argentina en junio de 2010,  agregó que sus colaboradores consultaron a la SIDE de la Argentina, la DEA y la CIA de Estados Unidos y al Mossad de Israel, quienes recomendaron al Fino Palacios como el mejor elemento de la Policía Federal (AJN,  27-06-10).   La Embajada de Israel emitió un comunicado negando haber efectuado ninguna recomendación.
[2] La foto fue imagen de tapa del periódico “La Voz y la Opinión” bajo el título “Brindando Sobre Los Muertos”.
[3] Fue uno de los últimos actos públicos de Santos, destituido poco después por su responsabilidad en la represión de diciembre de 2001, en los hechos que ocasionaron la huida en helicóptero del presidente Fernando De la Rúa.

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