BRINDANDO SOBRE LOS ESCOMBROS

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

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jueves, 12 de febrero de 2015

LA DAIA Y LA SIDE

Ahora que el papel de la SIDE está en cuestión, puede resultar útil recordar cómo accionaba la DAIA en su defensa durante el proceso.  Publicado en el 2003, para el 9º aniversario,  y en pleno juicio oral por el atentado a la AMIA:
"¿Te cuento un secreto?
La llamada causa AMIA es una permanente puja entre secretos y verdad, entre razones de Estado y Justicia. Los servicios de Inteligencia del Estado (SIDE) oficiaron en la causa AMIA como verdaderos instructores, investigando y decidiendo qué se incorporaba al expediente.  Tal como algunas voces aisladas venían advirtiendo y el juicio oral está poniendo en evidencia, tanto la policía como la SIDE han hecho y deshecho a su antojo, produciendo como resultado un proceso judicial condicionado, plagado de vicios, y con los principales actos probatorios sujetos a posibles nulidades procesales, por cuanto no resisten el menor análisis. A tal punto, que la historia oficial con la mecánica del atentado se parece más a un acto de fe -del cual no se pude dudar- que a una reconstrucción de lo acontecido. La pérdida de pruebas ha sido escandalosa, y no puede obedecer a simples casualidades, sino más bien a causalidades.
Resulta imperioso levantar los velos de silencio y encubrimiento.  En este tema, una vez más, la querella oficial y “Memoria Activa” se han mostrado con serias diferencias, que hasta la llegada de Kirchner a la presidencia de la Nación parecían quedar relegadas al anecdotario del juicio.  Pero algo cambió. Y en la DAIA surgió una profunda preocupación.
Ya en los primeros meses de audiencias del juicio oral para todos quedaba claro día a día que tal o cual prueba había sido aportada por la SIDE, o que determinados elementos habían sido extraviados, o que ciertos testigos habían sido “visitados”, o que existían investigaciones cuyos resultados se desconocían, etc.
Cuando la querella de “Memoria Activa” pidió que se cite a declarar al ex jefe de la SIDE y a una serie de miembros y planteó para ello la inconstitucionalidad de la ley secreta de Inteligencia primero, y luego de un decreto firmado por el presidente Duhalde, la abogada de la DAIA no se manifestó de acuerdo con cuestionar la validez de esas normas.  El Tribunal Oral había ordenado las fundamentales declaraciones de 14 agentes de los servicios, y el levantamiento del secreto sobre los sumarios internos del organismo, pero la SIDE se negó y apeló la medida mediante recurso de Casación presentado por el entonces titular Miguel Angel Toma. Duhalde defendió por decreto la postura de Toma limitando, además, a unos pocos agentes la autorización y con limitaciones que en definitiva garantizarían que el secreto sobre lo realmente ocurrido seguiría imperando.
(…) Mientras la DAIA aún se encontraba distribuyendo la resolución de “apoyo” a su pedido de no investigar la investigación, se produjo una verdadera revolución, sin su participación ni control: Kirchner, esta vez a pedido de la AMIA, el 5 de junio de 2003 firmó un decreto que libera de secreto los sumarios internos de la SIDE que habían sido pedidos por el Tribunal Oral. Y la noticia fue anunciada en la sala de prensa de Casa Rosada en conferencia de prensa al finalizar una reunión del presidente Kirchner, el secretario de la SIDE Sergio Acevedo y el ministro del Interior Aníbal Fernández con los directivos de la AMIA encabezados por su presidente Abraham Kaúl. Este último, no dudó en declarar que “por primera vez en nueve años el Estado argentino ha tomado el atentado a la AMIA como una causa del Estado argentino”.Y, por primera vez, una noticia de semejante envergadura no era anunciada por la DAIA.  El tema había vuelto a ponerse sobre el tapete cuando trascendió que la defensa de uno de los acusados por el atentado a la AMIA presentó documentación que prueba que cuarenta días antes del atentado a la mutual, la SIDE había “pinchado”sin orden judicial cuatro teléfonos de la Embajada de Irán y de su Consejero Cultural en Buenos Aires, Mohsen Rabbani, quien está vinculado al armado de la trama terrorista, y quien tuvo a su secretario político colaborando con Galimberti y la campaña presidencial de Menem.
La SIDE habría tomado la decisión de intervenir los teléfonos ocho días después de recibir un cable de Cancillería que alertaba sobre la posibilidad de un segundo atentado en la Argentina impulsado por Hezbollah.  Las cintas de esas escuchas telefónicas son uno de los tantos elementos que la SIDE ocultó a la Justicia. Y es una de las pruebas que demuestran que muchas de las escandalosas irregularidades denunciadas por los críticos de la investigación tienen base cierta. Irregularidades que excederían el propósito y la extensión de este trabajo referir, pero que hoy ya son advertidas incluso por quienes en la propia comunidad seguían ciegamente los dictados de la DAIA.  Kaul declaró que “si la SIDE tuvo un alerta significa que antes del atentado estaban trabajando. Y si del sumario interno que se hizo surge que luego hubo desvíos en la investigación, ocultamiento de pruebas y obstrucción de la Justicia, estaremos mucho más cerca de conocer la verdad”. Esta posición difiere radicalmente de la línea de la DAIA y acerca a la AMIA al discurso que sostiene desde hace años “Memoria Activa”.
Fuera de los discursos,habrá que ver cómo se resuelve esa contradicción en el Juicio Oral, por cuanto los abogados contratados por la AMIA forman una única querella unificada con la DAIA, a la cual siguieron paso a paso, claramente en contra de lo que actualmente manifiesta Kaul.  Paradójicamente, las investigaciones de lo ocurrido en la SIDE comenzaron cuando el ex prosecretario del juez Galeano, Claudio Lifschitz, denunció irregularidades gravísimas y actos de encubrimiento provenientes tanto de los servicios de inteligencia cuanto del propio juez.  La AMIA querelló a Lifschitz conjuntamente con la DAIA pidiendo prisión contra él por “violación de secreto”. ¿A quien sirve realmente semejante acción?.  ¿Es más importante como valor jurídico el secreto que la verdad, en un atentado donde fueron asesinadas 85 personas?  Para algunos, evidentemente sí".
(“CASO AMIA, LA DEUDA INTERNA”.  Julio 2003.  Informe especial de Horacio Lutzky, Editorial Mordejai Anilevich/Nueva Sión). 


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