"Para efectuar una lectura política
de la comunidad judía argentina a partir de los años 90 y hasta la actualidad,
los atentados y todo lo que se reordenó en torno a ellos -llamémoslo “causa
AMIA” para simplificar- constituyen el eje central, a partir del cual al día de
hoy continúan teniendo lugar agrupamientos y conspiraciones. Notablemente,
mientras ya se conoce hasta con día y hora buena parte de los actos que
borraron las pruebas que apuntaban a la posible intervención de agentes de
ascendencia siria en tareas de preparación de uno de los atentados y en la
trama de contrabando de armas del menemismo, sólo sigue siendo políticamente
correcto acusar a uno de los socios, la República Islámica
de Irán.
En momentos en que buena parte de
las tensiones internacionales se focalizan en Irán y en Israel, las denuncias
de Argentina sobre la responsabilidad de funcionarios de Irán en los atentados
necesariamente se insertan en un contexto global sumamente complicado. Los
reclamos de la Justicia
y el Poder Ejecutivo argentinos ante Interpol y Naciones Unidas, acompañados
por las instituciones judías, se superponen con las calientes controversias
internacionales sobre la búsqueda de Irán de convertirse en potencia nuclear
mientras amenaza borrar del mapa a la “entidad sionista”.
Al reclamar justicia respecto de
Irán, en un ambiente internacional crispado de señales prebélicas, la comunidad
judía argentina vuelve a quedar en el centro del escenario por la fuerza de los
acontecimientos. Y se ve obligada a expedirse políticamente, a interactuar con
el gobierno nacional, y a polemizar, como ha ocurrido ante distintos medios de
comunicación entre algún familiar de víctima del atentado a la AMIA y dirigentes de partidos
de izquierda o de movimientos sociales que apoyan a Irán. O que consideran que
la solución es la destrucción del Estado de Israel, como preconiza el MST
(Movimiento Socialista de los Trabajadores). Los viajes de Luis D´Elia a Irán y
sus reiteradas manifestaciones de apoyo a Ahmanidejad frente a los reclamos de
la justicia argentina, así como la incorporación a algunas marchas piqueteras
de consignas propias de Medio Oriente son una muestra del nuevo escenario que
asoma.
La dimensión política del momento
es un plano que por acción o por omisión puede afectar a todos, religiosos y
laicos, progresistas y derechistas, sionistas e independientes, e incluso a
quienes no mantienen mayor identificación con sus raíces judías. (…) Si la Argentina en general, y
su comunidad judía en particular, permiten que los colaboradores locales de las
masacres continúen impunes, la posibilidad de su reiteración será ya casi una
certeza.
Pero sólo será factible avanzar
en la verdad de lo sucedido si se desarticula la red de protección que aún
ampara a los encubridores desde dentro de las propias entidades judías centrales"
("Brindando sobre los Escombros", editorial Sudamericana, 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario