A lo largo
del extensísimo Juicio Oral iniciado en setiembre de 2001, las reacciones automáticas de la querella AMIA-DAIA en defensa
de la demostradamente falsa historia oficial se replicaron una y otra vez bajo el argumento de
que cualquier cosa que cuestionara lo realizado por el juez Galeano y sus
auxiliares de la policía y la
SIDE , sólo sirve para beneficiar a los imputados. Bajo tal consigna, la querella oficial ha
venido defendiendo contra viento y marea irregularidades de una cantidad y
entidad de difícil comparación con cualquier otro antecedente de la historia
judicial argentina. Pero hubo un
episodio -fuera de la condecoración al “fino” Palacios y demás autoridades de la Policía Federal-
donde las interferencias políticas y las “razones de
Estado” quedaron especialmente en evidencia. Con una denuncia que llevó la firma de dos fiscales actualmente procesados, más la del infortunado Nisman. En una actuación que cobra mayor relevancia a la luz de los actuales acontecimientos. Es el episodio que llamaremos “testigo
C- Nilda Garré”.
Nilda Garré era diputada por el Frepaso, y había sido designada al frente dela Unidad Especial de
Investigaciones de la causa AMIA, dependiente del Ministerio de Justicia, por decreto
del gobierno de Fernando de la
Rúa. El mismo gobierno que la sacó por la ventana ni bien
Garré se tomó en serio el cargo. Durante su gestión se propuso investigar las
pistas abandonadas, exigir una profundización de los dichos del testigo “C” y
solicitar los sumarios internos de la
SIDE para someterlos a profundo examen y control, entre otros
aspectos.
Nilda Garré era diputada por el Frepaso, y había sido designada al frente de
El II Informe
de la Unidad
correspondiente al período marzo-junio de 2001, señala:
“reiteramos
que consideramos de gran valor el testimonio en la causa del testigo de
identidad reservada identificado con la letra “C”. Al mismo tiempo, y por
idénticas razones, también es importante profundizar las investigaciones y las
gestiones en torno al ciudadano brasileño Wilson Dos Santos cuya extradición
fue concretada a fines del año pasado. También a nuestro juicio deben
redoblarse los esfuerzos en torno a la línea investigativa relacionada con
Alberto Jacinto Kanoore Edul”. La
diputada Garré insistía una y otra vez sin resultados ante el juez Galeano en
la necesidad de traer al testigo “C” a declarar a la Argentina , para que
exponga ampliamente. De fuentes cercanas
a la querella oficial, la fiscalía y el juzgado, durante meses sólo habían
trascendido los aspectos que involucraban genéricamente a Irán, cuidando no
salpicar a la administración menemista. Kanoore
Edul, por su parte, es un enigmático personaje con diversos antecedentes
penales, sospechado de vínculos con la trama local y cercano a la familia del
líder riojano.
A medida que
la diputada Garré se fue interiorizando de las increíbles omisiones e
irregularidades de la causa AMIA, más en claro comenzó a percibir que todo ello
no podía ser simple impericia o casualidad.
En setiembre de 2001 comenzaba el Juicio Oral, y en una entrevista de
Diego Rosemberg para la revista “Tres Puntos”, Garré afirmó que “hubo
encubrimiento del menemismo”, frase que fue el título de la nota.
Vale la pena
transcribir partes del reportaje por cuanto reflejan la dirección que pensaba
profundizar la funcionaria en su tarea como Secretaria Ejecutiva de la Unidad Especial. Luego de
referirse a las irregularidades en Cancillería y en la Dirección de
Migraciones, donde “por orden del entonces director Hugo Franco, se incineraron
expedientes y nadie hizo actas de qué se quemó”, cosa que afirmó también
ocurrió con la Fuerza
Aérea , refirió que el brigadier Antonietti a cargo de la Secretaría de Seguridad
Interior “no averiguó nada”. “Y no hablemos de lo que fue la SIDE
dirigida por Hugio Anzorreguy;mucha ineficiencia, con dos grupos internos
enfrentados que producían pruebas uno en contra del otro. Como resultado desaparecieron,
por ejemplo, 66 casetes con escuchas telefónicas a fundamentalistas iraníes.
Había una copia de esos casetes en la Policía Federal y
también desapareció. (...) También
desaparecieron agendas, rollos fotográficos...
Es demasiada casualidad: todo el aparato del Estado fue funcional al no
esclarecimiento y la impunidad”.
Dada su
importancia, y su relación con los hechos que luego se desencadenaron,
transcribo a continuación otros fragmentos íntegros de la entrevista a Nilda
Garré publicada el 20 de setiembre de 2001, incluyendo las preguntas del
periodista:
“- Mencionó a
Franco, Antonietti, Anzorreguy, todos de extrema confianza del ex presidente.
¿Cree que Menem habría estado interesado en dilatar la investigación?
Creo que hubo encubrimiento. No intención de dilatar, hubo
encubrimiento. Eso hay que probarlo, pero las casualidades cuando se reiteran
no son casualidades.
·
¿Por qué el gobierno de
Menem habría estado interesado en encubrir el atentado?
Hay varias hipótesis. Una: habría gente vinculada a él
que participó en el atentado, la llamada pista siria. Otra es para evitar
mostrar ineficiencia en la prevención de su propio aparato de inteligencia,
sería para encubrir la propia torpeza. Una tercera hipótesis, sustentada en lo que
declaró un testigo de identidad reservada, es que ante el hecho se buscaron
ventajas económicas.
·
¿Personales o para el país?
Las dos cosas. Por una lado, negociar aumentos de
compras de Irán a la
Argentina , a través de empresas que, según el testigo,
indicaba el presidente. El testigo trabajó en los servicios de información
iraníes y permitió esclarecer el atentado al café Mikonos, en Alemania. También
narró cómo se infiltra la policía en la Argentina , cómo se usan redes universitarias y de
taxistas para hacer inteligencia, todos datos coincidentes con los de la SIDE. Esto hay que
ponerlo en el contexto de que los países árabes aportaron fondos para la
campaña de Menem y que hubo incumplimiento de acuerdos de provisión de material
bélico y nuclear. El desmantelamiento del misil Cóndor, por la alianza con
Estados Unidos, por ejemplo. Quizás eso se sumó a la búsqueda de un objetivo
judío; una forma de matar dos pájaros de un tiro.
·
¿Hasta dónde llegan los negocios personales?
El testigo dice que hubo un depósito de 10 millones de
dólares en una cuenta numerada en un banco en Suiza. Habría que corroborarlo, pero los servicios
de inteligencia alemanes confían en él, no parece mitómano. Le pedí a Galeano
un nuevo testimonio, porque si se profundizan algunas cosas que dijo, podría
haber elementos nuevos. Sin ejercer
venganzas políticas, hay hechos que parecen inexplicables.
·
Mencionó que el
encubrimiento puede deberse a que había gente cercana al gobierno de Menem
involucrada. ¿A quíén se refiere?
A Kanoore Edul, que llamó a Telleldín el mismo día que
se habría retirado la camioneta. A su vez está muy vinculado a Menem a través
de la familia materna del ex
presidente, los Akil. Hay un lazo afectivo también con
los Yoma, son todos de Yabrud. En su agenda no digo que aparece todo el
gabinete de entonces, pero sí el entorno menemista. Tiene un llamado clave y su
mendacidad es permanente. La
Cámara Federal le indicó a Galeano que profundice esa pista.
Hay una agenda suya que tenía la
SIDE y durante mucho tiempo no hizo inteligencia sobre ella.
·
¿Qué otras pistas sugiere profundizar?
Hay que ver qué pasó con la empresa de Nassib Haddad, que
llevó el volquete a la
AMIA. Algunos dijeron que allí estaba el explosivo, otros que
sirvió para hacer espacio para la camioneta suicida. Este hombre, después de años
sin ejercer la explotación minera, la recomenzó en el ´93 y se inscribió como
legítimo usuario de explosivos. Pero en
esa actividad, casualmente, duró entre diciembre del ´93 y 30 de julio del ´94.
El análisis de sus compras no coincide con el consumo que las tareas a su cargo
requerían, y encima afirma que no sufrió robos ni ventas. La Federal dice que hay un
uso excesivo de acuerdo con la tarea declarada.
·
¿Las pistas de Kanoore Edul y Haddad se tocan?
El mismo día que se lleva el volquete a la AMIA se envía otro a lo de
Kanoore Edul. Era un baldío de Constitución.
Sin embargo, ahí hubo actividad, ingreso y egreso de autos, ahí
estacionaba Edul y ahí fue un volquete que no está claro quién recibió. El
expediente municipal dice que el 29 de junio del ´94 se entregó el terreno de
forma precaria al señor Polero Vázquez, que cuando uno analiza quién es, se da
cuenta que se trata de un linyera. Es mucha casualidad que el mismo día, la
misma empresa lleve un volquete a la
AMIA y a la cuadra de Edul, quien a su vez ese día llama a
Telleldín. La gente es inocente hasta que se demuestra su culpabilidad, pero
queremos investigar”.
Más adelante,
ante la pregunta sobre la relación entre la pista iraní y la siria, completa
Garré:
“En la agenda
que se le encuentra a Kanoore Edul está escrita la dirección y el teléfono de
Rabbani (N. de la R.:
entonces agregado cultural iraní sospechoso de ser la bisagra entre la conexión
local y la internacional). ¿Por qué Edul, que es de la comunidad siria sunnita,
tiene el teléfono de Rabbani que es iraní? La pericia caligráfica dice que es
su letra. Kanoore Edul se dedicaba a comprar y vender telas, ¿por qué tenía los
teléfonos de tantos talleres mecánicos, por
qué llamó a Telleldín ese día?”, quería saber la responsable de la Unidad Especial.
Garré opinaba que “parece inadmisible que en ese tema no se haya hecho más”. Respecto del juez Galeano, consideró que “es
verdad que la SIDE
y la Policía
le daban a Galeano información podrida, pero si uno siente que no le dan lo que
necesita debe denunciarlo. Cuando uno no puede, tiene que decir por qué. Si la
pista siria fue un invento, descartémosla después de tomar las medidas que no
se tomaron”. Finalmente, sobre medidas
que estaba impulsando la Unidad
en Brasil precisó:
“De los 23 exhortos, ya hay 19 contestados. Quedan
sólo cuatro, significativos, relacionados con el perfil de Wilson Dos Santos.
Para el éxito de la investigación, es mejor que sean reservados. El entregó
información sugestiva: un domicilio de la calle Juncal, donde vivía un iraní
que podría realizar una tarea distinta de la aparente. Allí llegaron, días
antes del atentado, otras dos personas, una proveniente de Irán. Alquilaban,
pero no existía contrato de locación. No tenían ocupación conocida, después trabajaron
en una casa de cueros en la calle Florida, cuyo propietario, de apellido
Nacrach, es sobrino de Emir Yoma, vinculado a la causa armas. Hay muchas cosas que
se cruzan para investigar”. En realidad,
las personas que mencionaba Garré eras sirias, pero el punto era igualmente relevante.
En las
campañas de prensa que habitualmente atiborraban los grandes medios, estos
temas -muchos de ellos conocidos por algunos investigadores desde hace años-
estaban prácticamente ausentes, celosamente disimulados por los voceros de la
historia oficial. Y en los más de siete años transcurridos en ese momento desde
el atentado a la AMIA ,
nunca un funcionario había apuntado tan directamente hacia los tramos más
sensibles del encubrimiento. Eso sí que era un problema. Una molestia muy inoportuna. Porque el ex
presidente Menem se encontraba procesado y detenido en la quinta de Gostanián,
y precisamente por la causa armas. Y para peor, el presidente radical Fernando
De la Rúa estaba negociando
un pacto de “gobernabilidad” con el menemismo, que pasaba necesariamente por la
libertad de Menem mediante un fallo de la Corte Suprema
presidida por el ex socio de Menem, Julio Nazareno, en plena etapa de
elaboración.
Al estadista
De la Rúa no le
cayó nada bien que la funcionaria con responsabilidad de supervisar la causa
AMIA justo en ese momento hable del “encubrimiento menemista” en la
investigación de la masacre. El ministro de Justicia Jorge de la Rúa , hermano del presidente,
comenzó pidiéndole a Garré que “baje los decibeles”. Pero en esos febriles días
que precedieron a la expulsión de De la
Rúa a cacerolazo limpio, el gobierno demostró estar abierto a
cualquier tipo de negociación clandestina, como ya lo había hecho con los
sobornos en el Senado y la Banelco
de la SIDE que
motivaron la renuncia de “Chacho” Alvarez. Se decidió, entonces, generar una
situación para propiciar la remoción de la díscola investigadora. Pero el “cómo” echarla y el “quién” lo
pediría era un ítem central, por cuanto si bien el gobierno estaba dispuesto a
entregar su víctima propiciatoria para arreglar con el menemismo, la movida era
muy delicada frente a la colectividad judía y a la mirada nacional e
internacional sobre el juicio oral que recién comenzaba.
Y ahora... ¿quién podrá ayudarnos?:
¡SUP-HERCMAN!
El tandem oficial
decidió denunciar a Nilda Garré por “violación de secreto”, donde cada parte
cumpliría su papel. Los fiscales federales de la causa AMIA, Eamon Mullen, José
Barbaccia y Alberto Nisman presentaron con toda urgencia un escrito de una
carilla donde, con llamativa imprecisión y abundancia de condicionales,
imputaron a Garré por el delito señalado. Pero quien debería pedir públicamente
la cabeza de la funcionaria, sería la
DAIA a través de su presidente José Hercman. El escueto escrito de denuncia se motiva en
que “por cuanto se desprende de la nota periodística publicada el día domingo
30 de Septiembre de 2001 en el matutino “Página/12” -que en copia se acompaña-,
que fuentes no reveladas habrían dado a publicidad partes textuales del testimonio
del testigo identificado con la letra “C” -cuya identidad fuera reservada- que
testificara en la causa Nro 1156 del registro de la Secretaría Nro. 17
del Juzgdo Nacional en lo Criminal y Correccional Nro. 9, instruída con motivo
del atentado terrorista”, y en que “en el día de la fecha, hemos tomado
conocimiento que la señora Secretaria Ejecutiva de la Unidad Especial de
Investigaciones creada por el Poder Ejecutivo Nacional para la investigación del
atentado cometido contra la sede de la
AMIA , Dra. Nilda Garré, se habría pronunciado públicamente con
relación al testigo que nos ocupa en el programa televisivo denominado
“Punto.doc/2” en el transcurso del mes de julio/agosto del año en curso”. Como
se advierte del texto, fue tal la premura de la presentación, que los fiscales
ni siquiera pidieron la cinta al canal o a la productora para verla
previamente, no pudiendo precisar tampoco ni el mes de emisión del programa. La realidad es que lo que es “reservado” es
la “identidad” del testigo de “identidad reservada”, tal como su calificativo lo
indica. El programa fue denominado por “Punto Doc/2”: “AMIA.DOC - ¿POR QUE
MENEM NO INVESTIGO?”, y en el mismo Garré en ningún momento reveló la identidad
del testigo “C”.
En cambio, la
identidad del testigo “C”, y partes de su testimonio, habían sido publicados en
algunos medios nacionales más de un año antes, cuando Garré no ocupaba aún el
cargo en la Unidad
Especial de Investigaciones. Y esa información era conocida
por muchos periodistas, obteniéndose incluso por Internet. Así, el domingo 16
de julio de 2000, el periodista Daniel Santoro había revelado en “Clarín” por
primera vez públicamente la identidad del testigo “C” en un informe especial
donde refirió algunos aspectos de su testimonio, detallando que “el testigo “C” es Abolghasem Mesbahi, un ex jefe del
servicio secreto de la
Cancillería iraní que ayudó a la Justicia alemana a
resolver el atentado contra el restaurant Mikonos en Alemania y ahora goza de
la protección del gobierno germano bajo otra identidad”.
“La Nación ”, por su parte, había
publicdo el 17 de julio de 2000 con la firma de Rafael Saralegui (h) un largo
artículo con partes bastante más comprometedoras del testimonio del testigo “C”
(que podían obtenerse en la página WEB del periódico), del mismo tenor que las
que llegarían tres años después a la tapa del “New York Times”. El título de la
nota era “Un testigo dijo que Irán pagó a Menem para no ser acusado”. Entre “Clarín” y “La Nación ”, puede suponerse
que la información llegó a varios millones de personas. Número suficiente para
que un tema deje de ser considerado un “secreto”.
El periodista
Rolando Graña, conductor junto a Daniel Tognetti del programa “Punto Doc/2”,
reflexionó al aire: “Hace unos meses en este programa difundimos
el testimonio de alguien que en la causa AMIA se denomina el testigo “C”. Era
el jefe, el tercer jefe de la inteligencia iraní, y su testimonio luego de
desertar involucraba directamente al ex Presidente Carlos Menem en el
encubrimiento o en la mala investigación que hubo del atentado contra la AMIA. El testimonio de
“C” que nosotros difundimos provocó una pelea entre los investigadores del caso
AMIA, por ejemplo una de las cosas que decía el testigo “C” es que Menem era
más antisemita que los iraníes, y que Irán consiguió lo que buscaba
políticamente, no ser perseguido legalmente con pruebas. Menem también trataba
de no dar motivos a la
Justicia para que no supieran que había conexión entre él e
Irán. Los fiscales de la causa AMIA han pedido el procesamiento de la jefa de la Unidad de Investigación del
Gobierno, Nilda Garré, dependiente del Ministerio de Justicia, porque dicen que
ella nos filtró a nosotros el testimonio de “C”. Muchachos, no busquen donde no
deben, la señora Garré no nos dio nada. Nosotros, ustedes saben que nosotros
tenemos buena información sobre el caso AMIA. También el juez Galeano nos quiso
procesar cuando difundimos el testimonio de Lifschitz y cuando revelamos el
encubrimiento de la SIDE. En
verdad, el testimonio de “C” yo sé que los incomoda porque muestra lo que
ustedes no quisieron investigar, vale decir la complicidad de Menem con el
atentado a la AMIA
y lo deberían haber hecho, pero no busquen donde no deben por favor”.
El equipo de José
Acto seguido,
José Hercman y su equipo de prensa tomarían cuánto micrófono tuvieran a su
alcance para reclamar la renuncia de Nilda Garré, ganando los titulares de los
diarios.“La DAIA
reclamó la renuncia de Nilda Garré”, era la noticia, coloreada además con duras
adjetivaciones de Hercman, que consideró el hecho denunciado -no su propia actuación-
“una vergüenza y una frustración”.
“Oficiosamente he conversado dentro de la ‘task force’
con gente que creemos que trabaja muy bien, diciéndoles que de esta forma la DAIA no puede seguir
confiando en el accionar de ese instituto, y que debería buscarse laforma de
evitar que este tipo de cosas ocurran”, puntualizó Hercman.
Sugestivamente, y a diferencia de sus actitudes anteriores, la DAIA en este caso ni siguiera
estaba dispuesta a escuchar la versión de la funcionaria o a recibir una
eventual disculpa si correspondiera, como habitualmente lo hacía incluso con ex
militantes nazis. Además, agregando
dramatismo a la denuncia, el fiscal Mullen y el Presidente de la DAIA declararon que a raíz de
la conducta de Garré, tenían información de la justicia alemana de que el
testigo “C” había dejado de estar disponible para la Causa AMIA.
El testigo “C”
jamás dejó de estar disponible, y sería contactado en meses subsiguientes
varias veces más. Pero, frente al
enérgico pedido de la DAIA ,los
medios informaron que “el Presidente decide si despide a Nilda Garré”. Horas después, el ministro Jorge De la Rúa le pidió la renuncia, la
que fue presentada en la noche del 5 de octubre de 2001. “Acusada de revelar un
secreto, echan a la funcionaria que seguía el caso AMIA”, titulaba “Clarín” el día
siguiente, con una volanta aclaratoria: “había sido criticada por la DAIA ”.
El abogado
Alberto Zupppi, de la querella Memoria Activa, expresó en un reportaje que “los
motivos por los que fue denunciada son vergonzosos porque hace años que la
prensa maneja esa declaración, que parece ser reservada sólo para Memoria
Activa y las defensas”, recordando que “la abogada de la DAIA estuvo presente cuando ocurrió”.
Concluyó que “es una grosería mostrar a Garré como culpable, que pidió hace
tiempo que vuelvan a interrogar al testigo ‘C’”.
Apenas dos
meses después, los medios informaban que “Un iraní que denunció a Menem
solicitó declarar” (“La Prensa ”,
6 de diciembre de 2001). Sí, se trataba del famoso testigo “C”,que a través de
un delegado de la policía germana así lo hizo saber a la embajada argentina en
Alemania.
Ya que nadie lo
iba a buscar, era el propio testigo el que llamaba.“ Página/12” tituló:“El
testigo secreto quiere declarar siempre que le paguen viáticos”. “El hombre
dijo que Irán depositó 10 millones de pesos para Menem a cambio de despegar del
atentado contra la AMIA. El
juez Galeano duda”, seguía la bajada.Tal como ocurrió durante la gestión de Garré,
el juez se resistía a traerlo a declarar. La abogada de la DAIA llegó a decir que temía
por la seguridad del testigo si se lo traía aquí. “A Galeano no le resulta
atractivo: hasta ahora “C” fue
interrogado por los fiscales y por la querella DAIA-AMIA, con quienes el juez
tiene buena relación, pero una audiencia en Argentina lo pondría ante un
interrogatoriomás difícil, con intervención de más abogados. Días atrás el
magistrado dejó entrever su reticencia en una nota que envió a la Unidad de Investigación en
la que decía que está dispuesto a citar al iraní, pero que estaría supeditado a
que ese organismo le explique la importancia de hacerlo” escribía Irina Hauser en “Página/12”. Tan disponible continuó estando el testigo
“C”, que en el 2003 la SIDE
a cargo del influyente justicialista y antiguo compañero de Galimberti, Miguel Angel
Toma, lo contactó por su cuenta, y obtuvo del mismo una carta donde relativiza
sus dichos anteriores con relación a la millonaria suma pagada a Menem. De cualquier modo, el trabajo encomendado
al Presidente de la DAIA
había surtido efecto y tras su acusación Garré dejó su cargo. Ya estaba despejado el camino para “bajar
los decibeles” y sellar el efímero pacto De la Rúa-Menem .
Semanas después
de la liberación de Menem, los diarios reflejaron el nuevo panorama. Y las
fotos publicadas el 14 de diciembre de 2001, muestran a Menem exultante junto a
un desorientado morador de la
Casa de Gobierno. Así lo reflejaba “Clarín”: “Menem no hizo ningún esfuerzo por disimular lo feliz que estaba de regresar a la Casa Rosada , después
de haber estado cinco meses bajo arresto domiciliario, acusado de comandar una
asociación ilícita para la venta ilegal de armas. (...) Como en sus mejores
tiempos, Menem ingresó a la
Rosada a las 9,22 de ayer rodeado por una nutrida comitiva.
Lo acompañaron y participaron de la reunión su hermano, el senador Eduardo
Menem, los ex funcionarios Eduardo Bauzá, Alberto Kohan y Jorge Castro, y el
gobernador Rubén Marín. También subieron al primer piso de la Casa Rosada Alejandro
Tfeli (el médico de Menem), y su secretario privado, Ramón Hernández”.
Varios de los
integrantes de la comitiva fueron objeto de investigaciones penales, y el
médico Tfeli, allegado a Al Kassar, fue señalado en una denuncia obrante en la
causa AMIA como quien habría dispuesto del destino del terreno baldío de la
calle Constitución que utilizaba Kanoore Edul y al cual fue llevado un extraño
volquete la mañana del 18 de julio de 1994, por la misma empresa de Nassib
Haddad que dejó uno frente a la puerta de la mutual. La crónica señala que Menem “comprometió su
ayuda para sancionar en el Congreso el Presupuesto del 2002 antes de fin de
año” y se expresó en contra de acortar el mandato de De la Rúa , coincidiendo con éste en
manifestarse en contra de una devaluación.
Una semana
después, las calles de Buenos Aires ardieron en las jornadas del 20 y 21 de
diciembre, que precipitaron la huida de De la Rúa del poder.
(Fuente: “CASO AMIA,
La Deuda Interna ”, Horacio Lutzky, 2003)
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