La trágica muerte del fiscal Nisman, y las graves consecuencias institucionales que el hecho acarrea, no deben conducir a la aceptación acrítica de toda su labor en la causa AMIA, como tampoco a descartarla íntegramente con la misma ligereza. Luces y sombras acompañaron toda su gestión. En un post anterior ("Ensalada de Bin Laden y Berro") me referí a algunas de las increíbles revelaciones mediáticas realizadas por fiscales y querellantes del establishment, entre las que se encuentra la historia del presunto conductor de la "Trafic".
El fiscal Nisman afirmó en conferencia de prensa, en el año 2005, que se encontraba identificado el atacante suicida del atentado a la AMIA. Luego de leer los vagos fundamentos del dictamen sustentado en informes de inteligencia, hice entonces extensiva la misma estructura jurídico-fáctica para aplicarla a la paralizada causa Embajada, llegando a sorprendentes conclusiones. Que no fueron entonces del agrado del fiscal, según le hizo saber a quien era director del medio.
“Nueva Sión” ha podido determinar que los renovados criterios
investigativos desplegados en la causa AMIA estarían produciendo efectos en la
postergada pesquisa del atentado cometido el 17 de marzo de 1992 contra la sede
de la entonces embajada de Israel, en la
céntrica calle Arroyo.
El sorprendente
descubrimiento, que estaría por
anunciarse en vísperas del próximo acto de reclamo o visita de funcionarios
extranjeros a nuestro país, ha
desbaratado la doble vida llevada por años por quien habría sido el conductor
suicida de la camioneta cargada de explosivos que demolió la sede diplomática.
Se trata de una
persona de sexo masculino, mayor de
edad, conocida en nuestro país por el
nombre de guerra “Mingo”.
Su muerte fue
denunciada el 20 de julio de 1989, pero
según hoy se revela, sólo se trató de
su pase a la clandestinidad. Esta
última circunstancia fue confirmada por gran cantidad de testigos, quienes coinciden en afirmar que no lo han
vuelto a ver desde esa fecha.
“Mingo” había sido objeto de una intensa tarea de
adoctrinamiento desde muy joven, y
aprendió a cubrir su preparación mediante una tarea profesional de superficie
muy visible, que incluso lo llevó a los
medios de comunicación social en numerosas oportunidades a lo largo de su
meticulosa instrucción.
Sin
embargo, los investigadores han podido
confirmar que su participación en proyectos públicos siempre ha sido parte de
su orientación para el terrible cometido final,
tal como lo demuestra la sóla enumeración de las películas que lo
tuvieran como partícipe necesario:
“Las
Procesadas” (1975)
“Brigada en
acción” (1977)
“Amigos para la
aventura” (1978)
“Mingo y Anibal
contra los fantasmas” (1985)
“Tres alegres
fugitivos” (1988)
Sobre el
particular, un testigo de identidad
encubierta declaró que “Mingo” (o “Minguito” para sus lugartenientes)
contaba con la compañía permanente de un individuo conocido como “el sopre”
, quien en realidad oficiaba como su
guardaespaldas. Asimismo, refirió haberlo escuchado pronunciar frases
como “abarajame la cámara” y otras expresiones fundamentalistas. Además,
otros testimonios igualmente concluyentes afirmaron sin dudar que
permanentemente este individuo se refería a “el ruso” en forma denigratoria y
cargada de resentimiento, preanunciando
su dramático propósito criminal.
Un informe de la
FIFA agregado a la causa señala que en una oportunidad –semanas o meses antes
del atentado- “Mingo” pasó caminando
lentamente por la Av. Carlos Pellegrini y Arroyo, a menos de 60 metros de la embajada, tras lo cual se quedó en la zona
supuestamente para comprar cigarrillos en un kiosko desde el cual se divisaba
el objetivo terrorista, siendo que sus
familiares confirmaron que “Mingo” en esa época nuevamente había dejado de
fumar. Los investigadores ya cuentan
con la historia clínica del terrorista de la cual surge con claridad la
prohibición de fumar.
Ante la
contundencia de la información recabada,
los funcionarios judiciales junto con abogados, autoridades de la dirigencia
comunitaria, periodistas, relacionistas públicos, cantantes,
artistas plásticos, recitadores
de poemas y administradores de consorcios,
se aprestaban por estas horas a difundir la foto del terrorista, que se reproduce en esta página, con lo cual tras casi 15 años de pacientes
labores, la investigación llega a su
fin.
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