El ex ministro
de Justicia, ex ministro de Obras Públicas, cerebro gris de las privatizaciones
y ex juez de la Corte Suprema
Rodolfo Barra -todo bajo gobierno de Menem- fue descubierto en 1996 en su
antigua militancia nazi por una investigación de la revista “Noticias”, que
demostró que formó parte de los grupos que en los años ´60 atentaron contra escuelas y
templos judíos. El titular de la DAIA y del Banco Mayo Rubén Beraja le tiró entonces un salvavidas a Barra recibiéndolo para dar por superado el episodio. Meses después, Beraja cruzaría la Plaza de Mayo para disculparse ante Menem por las acusaciones de una familiar de víctima del atentado a la AMIA
El talentoso escritor Osvaldo Soriano escribió:
“Es escandaloso que el ministro de Justicia de este
país sea un ex militante nazi (...) el hecho de que Rodolfo Barra haya sido
miembro desde los años sesenta del siniestro grupo Tacuara podría ser una
anécdota de mal gusto si nada hubiese pasado desde entonces. Pero con apoyo nazi
volaron la Embajada
de Israel, y con ayudas y complacencias del nazismo vernáculo fueron asesinadas
casi un centenar de personas en el atentado contra la AMIA. Es escandaloso que la DAIA se haya prestado
siquiera a analizar el libelo de aparente disculpa de Barra. Acá vivieron Eichmann, Priebke, y centenares
de nazis de primera línea que cometieron los más horrendos crímenes contra la
humanidad durante la
Segunda Guerra Mundial. Llegaron ayudados por fascistas y
antisemitas de ideas iguales a las del joven Rodolfo Barra y del flamante interventosr
de ATC, Horacio Frega”.
En abril de
1997,en el marco del trabajo de investigación sobre el ingreso de nazis a la Argentina, encabezado
por la licenciada Beatriz Gurevich y denominado “Proyecto Testimonio”, se
produjo una encendida polémica cuando Beraja anticipó el informe al gobierno a
través de Carlos Corach, y sin la autorización del consejo académico que
supervisó el trabajo. Además, trascendieron las presiones para eliminar un
capítulo referido a las respuestas de los gobiernos argentinos a los pedidos de
extradición. Gurevich sufrió un fuerte hostigamiento y renunció a su cargo de
directora del Centro de Estudios Sociales de la DAIA, ganándose la solidaridad de numerosos
investigadores del país y del exterior. El
especialista en política exterior y ex asesor del canciller Guido Di Tella,
Carlos Escudé, consideró que el gesto de Beraja de entregar el informe a Corach
“constituyó un acto de obsecuencia que el gobierno no pidió”. Pero pocos meses después, el gobierno sí lo
pediría.
Ello ocurrió el 18 de julio de 1997, tras el acto del tercer aniversario
del atentado cuando funcionarios del gobierno de Menem recibieron una
atronadora silbatina, que se extendió al propio Beraja y en particular a su amigo,
el ministro del Interior Carlos Corach. El
discurso de la representante de los familiares Laura Ginsberg, miembro entonces
de “Memoria Activa”, fue directo al nudo del encubrimiento, y representó el
sentir de la multitud que interrumpió varios párrafos con fuertes aplausos,
mientras desgranaba su “Yo Acuso”.
“Yo acuso al
gobierno de Menem y Duhalde de consentir la impunidad. Yo acuso al gobierno de
Menem y Duhalde de encubrir la conexión local que sirvió para matar a nuestros
familiares”, retumbó en la calle Pasteur y ante las cámaras y micrófonos de
radios y televisión.
Esa misma tarde,
enterados del enojo de Menem por el tono del discurso de Ginsberg y convocados
por Corach, los presidentes de la
DAIA y de la
AMIA -Rubén Beraja y Oscar Hansman respectivamente-
concurrieron a la Casa Rosada
a ver a Menem y desautorizar las acusaciones de los familiares. Según reflejó
el diario “Clarín” en su edición del día siguiente, el sentido de la urgente
visita estaba
claro: “No compartimos los agravios y las acusaciones al
Presidente de la Nación. No
compartimos aquellas manifestaciones que implican acusaciones genéricas al
Presidente, al gobernador Duhalde y a otras autoridades” dijo Beraja a los
periodistas. “Vinimos a manifestar nuestra discrepancia con las ofensas realizadas al presidente Menem y a los
ministros. Hubo personas o sectores que se han manifestado en forma
inconducente” afirmó Hansman (las comillas y el destacado en negrita pertenecen al original de
“Clarín”). Beraja ha sostenido reiteradamente que no concurrió a pedir perdón,y
sus voceros intentaron sin éxito mejorar la penosa imagen de ese viernes por la
tarde.”.
(...)
"En 1998 Rubén Beraja era presidente de la DAIA y del Banco Mayo, que
había tenido un crecimiento tan desmesurado como artificial. A mediados de ese
año la entidad bancaria que asistía a numerosas instituciones de la
colectividad judía, se encontraba “tecleando”. Mientras tanto, la corrupción y
la impunidad de figuras del gobierno de Menem llegaban a niveles de escándalo,
y el presidente de la Nación
había creado por decreto una inoperante “Oficina de Etica Pública” para lavar
su imagen. Rubén Beraja, íntimo amigo del ministro del Interior Carlos Corach,
aceptó formar parte de la oficina de ética menemista, mientras gestionaba, desde
el banco, multimillonarias solicitudes de ayuda financiera que el Banco Central
de la República
Argentina le suministró por la suma record de doscientos noventa
y ocho millones de dólares en unas pocas semanas y sin ninguna garantía de
viabilidad. Millones que pronto se evaporaron en dirección a una serie de
personas y empresas vinculadas al banco".
(H.L., "Caso Amia. La Deuda Interna", 2003.)
Uno de los tantos silencios que aun guardan verdades, es comentar quien o quienes,como y porque, pudieron ingresar libremente al pais los miles de NAZIS REFUGIADOS de la segunda guerra mundial...Quien o quienes y a cambio de que, les otorgaron documentaciones legales y asi pudieron residir libremente,--------
ResponderEliminarMenem sento a Beraja en La Rosada por horas hasta que fue atendido , y diria que le falto all representante de DAIA ,quien tendra que declarar proximamante, se pusiera de rodillas pidiendo perdon para asi ocultar la verdad de la Dra.Ginsberg