BRINDANDO SOBRE LOS ESCOMBROS

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  Información contra el encubrimiento. A 30 años del atentado a la AMIA, la impunidad y el ocultamiento de lo sucedido tiene responsables. E...

jueves, 5 de marzo de 2015

IMPACTANTE REVELACIÓN: EX JEFE DEL MOSSAD RECONOCE PISTA SIRIA Y LOCAL

En un reportaje de la periodista Jana Beris con el jefe del Mossad en la época de los atentados en la Argentina, Shabtai Shavit,  publicado hoy en el diario "La Nación",   el ex jefe de los servicios israelíes reconoce las circunstancias siempre negadas por la Cancillería de Israel y por su lamentable embajador en Argentina Yitzak Avirán:   el peso del entorno sirio de Menem,  y el posible involucramiento de fuerzas de seguridad argentinas.  Y RECONOCE CON ELLO LA DENUNCIA DE OCULTAMIENTO DE LA PISTA SIRIA Y LOCAL DEL ATENTADO QUE MUY POCOS SOSTUVIMOS DESDE LOS PRIMEROS AÑOS.  El Mossad sabía,  pero el gobierno de Israel priorizó otros objetivos.    En "Brindando sobre los Escombros" relaté cómo el servicio secreto israelí conocía tales circunstancias,  y qué hizo con ese conocimiento,  tal como transcribo a continuación.      Y,  más abajo,  el reportaje de hoy al ex jefe del Mossad,  que no hace más que confirmar lo denunciado:

De "Brindando sobre los Escombros":
"En el libro Mossad, la Historia Secreta (1998)[1], el periodista de investigación Gordon Thomas refiere la reacción del mítico organismo de inteligencia israelí al producirse la voladura de la embajada de Israel en la Argentina.  El equipo que viajó a Buenos Aires a inspeccionar las pistas del atentado envió informes muy críticos al titular del Mossad,  mencionando relaciones superficialmente cordiales con los investigadores argentinos, pero aludiendo a su asombrosa incapacidad.  Citaban ejemplos de importantes pruebas forenses,  como los escombros de la embajada destruida,  removidos y retirados antes de realizar una adecuada investigación.  Más adelante dejarían constancia de que “la investigación propiamente dicha no se había iniciado hasta seis años después de la explosión”.  Gordon señala que “el equipo del Mossad empezó a sondear discretamente el pasado del presidente y la primera dama”  y que descubrieron que “Menem tenía vínculos cercanos con miembros de grupos terroristas, dentro de la comunidad siria en la Argentina”.  Semanas después del atentado,  el entonces embajador de Israel en la Argentina, Yitzhak Shefi,  comenzó a poner en duda las versiones que señalaban en forma unidireccional a Irán y a terroristas inhallables como ejecutores del ataque.  Shefi informó a Tel Aviv que  -a diferencia de lo difundido públicamente-  el día de la explosión  los dos guardias de seguridad que normalmente se encontraban frente a la embajada estaban ausentes[2].  Uno de ellos había trabajado previamente seis años en la embajada siria.    “El equipo del Mossad  -refiere Gordon Thomas-  descubrió que Zulema Menem compartía el lugar de nacimiento  -el pequeño pueblo de Yabrud, en Siria-  con una figura bien conocida para el Mossad.  Se trataba de Monzer Al Kassar, un veterano traficante de armas y drogas cuyo círculo de amigos abarcaba desde Oliver North hasta Abu Nidal,  consagrado con el título de “gran maestre del terrorismo mundial”.  Thomas cuenta que  “en Buenos Aires, el embajador Shefi se había mostrado desdeñoso con el presidente Menem por ´aferrarse a la idea disparatada de que un grupo neonazi llevó a cabo el atentado´.  También acusó a los investigadores argentinos de ´arrastrar los pies´.  Su acusación era que no sólo Irán estaba detrás de lo sucedido sino que también Siria estaba implicada. Tácitamente apuntaba a que el presidente Menem debía responder algunas preguntas.  Menem elevó una protesta ante Shimon Peres”.  Shefi fue entonces llamado “a consulta”,  para no regresar,  y fue reemplazado por Yitzhak Avirán, “un cauteloso diplomático de carrera con fama de no agitar el bote.  Empezó por calmar los temores de los judíos en la Argentina y apaciguar a Menem y sus consejeros”,  según refiere el autor de la investigación sobre el servicio secreto israelí.   Thomas relata que tras el atentado contra la AMIA,  el grupo del Mossad que había sido disuelto tras archivarse el caso del atentado a la embajada fue enviado a Buenos Aires a trabajar en los escombros con perros entrenados para ese tipo de circunstancias.  Como  la vez anterior, el grupo del Mossad llegó y se fue sin conseguir nada.  En privado,  sus miembros dudaban de que alguien en concreto fuera directamente acusado por ninguno de los dos atentados,  y señalaban ineptitud y obstrucciones por parte de los agentes locales.    Cuando tiempo después se produjo un cambio en la dirección del Mossad y asumió un nuevo jefe, Danny Yatom[3],  oficiales superiores le pedieron reabrir estos casos.   Pero el pragmatismo político indicaba que Siria no estaba entre los objetivos prioritarios,  rol ocupado por Saddam Hussein.   Y “reabrir una investigación que podría muy bien desenterrar desagradables nexos entre el presidente argentino y la tierra de sus antepasados ya no era una opción viable.  Durante los años posteriores, Menem había seguido jugando su papel de honesto mediador entre Siria e Israel.  Era mucho más importante para los amos políticos del Mossad que lo siguiera haciendo.  Se le comunicó a Yatom que los expedientes de ambos atentados debían continuar cerrados”,  afirma Thomas."
("Brindando sobre los Escombros, págs. 186/89)

En la entrevista publicada hoy por "La Nación",  el ex jefe del Mossad dice:
"“Mi primera sensación fue que los servicios de inteligencia eran una herramienta al servicio de los políticos. Uno de los elementos más importantes en ese mundo es en qué medida un servicio es profesional y no un instrumento de los políticos. Eso incide negativamente sobre las relaciones de trabajo que puede desarrollar. Uno es más reservado, más cauteloso, y tiene que pensar si toda información que considera que sería bueno compartir con el otro servicio de inteligencia no la usarán con fines políticos.
-No mucho después fue el atentado contra la embajada. ¿Estaban dadas las condiciones para algo así?
-El presidente era Carlos Menem, que era primero sirio y después argentino. En la Casa de Gobierno, gran parte del trabajo se llevaba adelante en árabe. Es cierto que Menem vino de visita a Israel, fue muy simpático y se presentó como gran amigo del país. Pero eso fue sólo para los medios.  (…)  Es posible que elementos en la policía o los servicios de seguridad hayan ayudado, directa o indirectamente, a quienes planificaron y cometieron los atentados.
-Es una acusación muy grave...
Lo digo a nivel de especulación. Recordemos que no está prohibido que un hombre de la inteligencia use su inteligencia. Más seguro es que después de los atentados no logramos recibir una colaboración de ningún tipo de la policía ni de los servicios de seguridad. Hubo atentados terribles. Israel fue a pedir ayuda, pero aunque fueron muy simpáticos en el trato y sonrieron mucho, como buenos anfitriones, en la práctica no nos dieron nada".
Link a entrevista:






[1] Ediciones B Argentina S.A.,  2001 para Javier Vergara Editor.

[2] En el documental “El Tercero en Camino” del periodista Shlomo Slutzky, un irritado Shefi señala como ridícula la versión justificatoria de la ausencia del policía que se dijo estaba acompañándolo.  En realidad,  no fue el único efectivo policial que al momento del atentado desapareció de su lugar asignado en la sede diplomática. El autor de este libro asesoró como voluntario a la Comisión de Juicio Político a la Corte Suprema de Justicia de la Nación por la falta de investigación del atentado por la Corte menemista y en tal carácter pudo compulsar las declaraciones y actuaciones judiciales.  El agente Ojeda se retiró del frente de la embajada a las 14,15 horas del 17 de marzo de 1992,  sin esperar su reemplazo como era su obligación.   El reemplazante agente Chiocchio no concurrió a las 14,00 horas como debía,  ni arribó al lugar cuarenta y siete minutos después,  cuando ocurre la explosión. Tampoco cumplieron con su deber los agentes del móvil policial de la comisaría 15,  Soto,  Acha y Laciar,  quienes tenían la obligación de solucionar la ausencia de custodia,  pero en cambio se marcharon raudamente del lugar,  invocando un hecho policial que no se corresponde con el horario.  E incurrieron,  todos ellos,  en flagrantes contradicciones.
[3] Ex comandante de las fuerzas armadas israelíes, designado en el cargo por Benjamin Netanyahu.

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