BRINDANDO SOBRE LOS ESCOMBROS

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

El primer programa de la dirección de noticias del canal de cable ALEF NETWORK fue emitido en 1995,  días antes del primer aniversari...

martes, 5 de noviembre de 2019

SOSPECHOSOS IRANÍES PROTEGIDOS POR LA SIDE. VIDEOS EXCLUSIVOS

Hemos denunciado en distintas publicaciones, desde el mismo año 1994 en que se perpetró el atentado a la AMIA, la existencia de gravísimas maniobras de encubrimiento.   Un cuarto de siglo después,  el desvío intencional de la investigación, y la sistemática destrucción de pruebas han sido probados en juicio oral,  con condenas a solo algunos de los complotados.
La escandalosa adulteración de los expedientes de la causa AMIA impide obtener certezas sobre el modo de comisión de la masacre y sobre sus autores materiales.   
Ese calamitoso e intencional estado del expediente judicial es usado por algunos militantes y muy interesados operadores, cercanos a la embajada de Irán,  para proclamar que ningún motivo existe para vincular a ese régimen islámico con los atentados en Buenos Aires.
Lo que en realidad sobran, son las estruendosas evidencias de un acuerdo espurio entre la SIDE y sectores del gobierno menemista para proteger a sus socios iraníes.
En el video de arriba y en el que sigue,  tomados del juicio oral por el encubrimiento del atentado,  el abogado de la agrupación de familiares y amigos de víctimas APEMIA se refiere a varios de esos increíbles episodios.   

En los fragmentos que pueden verse más abajo, aborda la cuestión el abogado José Ubeira (querellante en nombre de policías bonaerenses falsamente inculpados del atentado).

Luego,  un fragmento de una entrevista realizada años atrás al ministro de Relaciones Exteriores iraní a la época del atentado,  el poderoso Ali Akbar Velayati,   en un reconocimiento inédito que merece escucharse con atención, donde se advierte su ira con los argentinos por la ruptura de la promesa nuclear.    

Por último,  una excelente nota del periodista Ariel Zak,  revelando encuentros secretos del ex titular de la SIDE y hoy condenado Hugo Anzorreguy con el imputado iraní Mohsen Rabbani,  posteriores al atentado.  



El brasileño Wilson Dos Santos advirtió que ocurriría el atentado (continuación del video anterior):



Ubeira, sobre su interrogatorio a Stiuso acerca de la ruptura del compromiso nuclear:


Los cables de la Cancillería:

Por qué dos veces atentaron acá:



ALI AKVAR VELAYATI, en C5N, Minuto Uno:



Revelan relación de la SIDE con sospechoso del atentado a la AMIA

El equipo de fiscales que hoy conduce la UFI-AMIA detectó la existencia de una serie de documentos secretos elaborados durante la gestión de Anzorregui

Ariel Zak
@Ariel_Zak

Especial para BAE Negocios
Apenas había pasado un año del ataque contra la mutual judía AMIA. La conmoción que generó la bomba que explotó el 18 de julio de 1994 en el edificio ubicado en Pasteur 633 todavía estaba en el aire. En ese contexto se registró una insólita reunión que hasta ahora había permanecido en secreto y que, de lograr reconstruirse, revelaría las promiscuas relaciones entre los encargados de investigar el atentado y los hombres a los que la justicia argentina sindicó como los principales sospechosos: el número dos de la entonces SIDE recibió en su despacho al clérigo iraní Moshen Rabbani, quien ya estaba bajo la mira de la propia Secretaría de Inteligencia.
Corría 1995 cuando el Rabbani atravesó los pasillos alfombrados de la vieja casona de 25 de mayo 11, ubicada a metros de la Casa Rosada y a unas 35 cuadras de la AMIA, para reunirse con el marino de guerra retirado Juan Carlos Anchezar, quien por entonces era el segundo de Hugo Anzorreguy, la principal autoridad de la SIDE. Uno de los máximos responsables de la investigación del atentado y el principal sospechoso se saludaron con un cálido apretón de manos.
La información sobre el encuentro, que habría sido presenciado por una tercera persona que ofició de enlace entre las partes, permaneció oculta por años pero ahora salió a la luz por un guiño burocrático del destino: un críptico parte de sobre la reunión, escrito en computadora y luego impreso, apareció entre las cientos de cajas con archivos secretos desclasificados el año pasado e incorporados este año al expediente de la investigación del atentado a la AMIA.
El hallazgo se produjo mientras Rabbani es considerado un prófugo de la justicia argentina con pedido de captura intenracional y Anchezar atraviesa un juicio oral acusado de haber desviado la investigación del atentado de 1994. Será tarea de los miembros de la Unidad Fiscal de Investigación del atentado determinar en qué circunstancias fue elaborado ese documento.
Un documento de la SIDE
confirma la reunión con Rabbani
¿Quién era aquel clérigo de larga barba grisácea que había estado en la mira de la SIDE antes del atentado contra la mutual judía y ahora ingresaba a la casa de los espías como un viejo conocido? ¿Por qué el número dos de la Secretaria de Inteligencia se arriesgaba a recibir en su despacho a un sospechoso? ¿Qué poder tenía Rabbani? ¿Era un doble agente? Cualquiera sea la respuesta a estas preguntas, se disparará un nuevo interrogante: ¿Estuvo la SIDE involucrada en el atentado contra la AMIA?
Rabbani
El clérigo Moshen Abdelrahim Rabbani llegó a la Argentina en abril 1983 procedente de Irán, cuando tenía 34 años. Quienes lo recibieron en Buenos Aires contaron alguna vez que obtuvo el status de refugiado porque alegó que era un perseguido político de la Revolución Iraní que había llegado al poder en 1979. Al poco tiempo su relato se desvaneció y él mismo confesó que había mentido para instalarse en el país con un fin superior: difundir el Islam. Con ese presunto objetivo asumió el rol de líder de la comunidad chiíta local y de la mezquita At-Tahuid, en Floresta. Once años más tarde, en marzo de 1994, se convertiría en el agregado Cultural de la Embajada de Irán en Argentina. A cuatro meses del atentado obtendría un cargo que le otorgaría inmunidad diplomática.
El nombre de Rabbani quedó estampado en los expedientes de la investigación del atentado contra la AMIA en noviembre de 1997 cuando el entonces juez Juan José Galeano se entrevistó en Los Ángeles (Estados Unidos) con el desertor iraní Manoucher Moatamer. Fue el segundo encuentro de Galeano con su testigo estrella. En el primero, que ocurrió en Caracas (Venezuela) a días de la explosión de la bomba, Moatamer acusó a su país de haber cometido el atentado. En el segundo, tres años más tarde, identificó al líder religioso de la comunidad chiíta porteña como uno de los posibles responsables. El iraní radicado primero en Venezuela y después en Estados Unidos no aportó pruebas contundentes que validaran su relato y el entonces juez fue destituido años más tarde cuando se descubrieron decenas de irregularidades cometidas a lo largo de la investigación. Pero el nombre de Rabbani ya estaba en los papeles judiciales.
Juan Carlos Anchezar está acusado
de desviar la investigación del atentado
La SIDE estaba varios pasos adelantada a la justicia Argentina. La Secretaria de Inteligencia de Estado del gobierno de Carlos Menem seguía a Rabbani, y a una larga lista de ciudadanos iraníes radicados en la Argentina, desde mucho antes de que estallara la bomba en la AMIA, en lo que fue el segundo atentado contra un objetivo judío en Buenos Aires en tan solo dos años. Una de las pruebas más contundentes de ese seguimiento es la foto del clérigo en una concesionaria de autos ubicada en la Avenida Juan B. Justo, tomada en diciembre de 1993, más de medio año antes del ataque contra la mutual judía. Esa imagen sería utilizada luego para acusarlo de buscar una camioneta trafic, el mismo vehículo que, según la justicia local, se utilizó para cometer el atentado.
La historia de esa foto también está recubierta de misterio: el espía Isaac García, que llegó a ser chofer de Rabbani, se jactó alguna vez de haber sido el quien retrató al clérigo iraní en el momento exacto, pero años más tarde le dijo a la Justicia que no fue así, porque la misión de infi ltrarse entre los diplomáticos iraníes le llegó después del atentado, en 1996. Sea como fuere, juró haber pasado mucho tiempo pegado a su objetivo. ¿Lo espiaba o lo protegía? ¿Quién trabajaba para quién?
La foto fue utilizada por el fallecido fiscal Alberto Nisman y el entonces fiscal adjunto de la UFIAMIA, Marcelo Martínez Burgo, como uno de los principales indicios en contra de Rabbani en el dictamen que hicieron público el 25 de octubre de 2006, a doce años del atentado. En esa oportunidad presentaron la hipótesis que dura hasta hoy: dijeron que el atentado contra la mutual judía se había ideado en una reunión realizada el 14 de agosto de 1993 en Mashad, Irán, y que de ella había participado el hombre que luego fue designado como agregado de la embajada de ese país en la Argentina.
El supuesto motivo del atentado, según surgía de informes de inteligencia nacionales y extranjeros, era que el gobierno de Menem había interrumpido contratos de transferencia de tecnología nuclear a Irán.
En la rimbombante presentación del a imputación en contra de Rabbani, 10 años después de que su nombre pareciera en el expediente por primera vez y más de 13 años después de que la SIDE comenzara a seguirlo, los fiscales presentaron otros dos indicios en su contra:
-En la época del atentado abrió una cuenta en el Deustche Bank en la que depositó 150.000 de los cuales 90 mil fueron gastados antes de la explosión y cerca de 40 mil en los dos meses siguientes, sin que después esa cuenta volviera a registrar movimientos.
-El 15 de julio de 1994 se produjo una llamada desde su celular a la mezquita Al Tahuid. Y según el análisis de las antenas telefónicas de la Ciudad de Buenos Aires, el llamado se produjo desde las cercanías del espaciamiento Jet Parking, cercano a la AMIA, a la misma hora en la que ingresó allí una trafic. Pero había más sobre el seguimiento a Rabbani y otros iraníes radicados en suelo porteño. Casi 2 meses antes del atentado contra la AMIA, la SIDE intervino dos líneas telefónicas correspondientes a la embajada de Irán en Argentina. Bastó con un oficio del director de Observaciones Judiciales –conocida como Ojota- a la empresa de telefonía que le daba el servicio a la embajada. La información fue volcada por el entonces jefe de contrainteligencia Horacio “Jaime” Stiuso en su declaración ante el Tribunal Oral Federal 3, en el juicio que se conoció como AMIA 1. En ese juicio se detectaron las irregularidades en la investigación de Galeano que darían origen a la causa del presunto desvío intencional de la pesquisa que hoy se encuentra en la instancia del juicio oral y público.
Más allá de las sospechas en su contra y de haberlo seguido durante años, Rabbani se quedó en la Argentina los 3 años posteriores al segundo atentado. Recién dejó el país a fines de 1997 antes de que Galeano le apuntara a instancias de Moatamer. Emprendió un viaje del cual tenía previsto regresar, pero mientras se encontraba afuera el ministro del Interior, Carlos Corach, le dijo a un grupo de periodistas que se si se comprobaba la participación del iraní en el atentado no lo dejaría entrar al país. Y eso se publicó. Una carta blanca para eludir a la justicia. Sin embargo, cuatro meses más tarde le dieron 48 horas de gracia para que volviera en secreto a Buenos Aires a buscar sus pertenencias.
¿Por qué lo habían seguido antes del atentado? ¿Había burlado los controles de la SIDE? ¿Lo habían dejado hacer? ¿Buscaron pegarlo a la elaboración del atentado sin elementos sufi cientes? ¿Por qué no esperaron su regreso a Buenos Aires para luego detenerlo? Esas preguntas no tienen respuesta.
Anchezar
El vicealmirante retirado Anchezar llegó a la SIDE menemista con pesados antecedentes. Se había desempeñado en el Centro Piloto París, la oficina que la última dictadura militar habilitó en Francia para espiar a la nutrida comunidad de exiliados que comenzó a emigrar tras el golpe de Estado. Algunos, incluso, dicen que pesó en su designación la opinión de su viejo camarada el dictador Emilio Massera.
“No sé de qué documento me habla, no
conozco ese documento”
Como Señor 8 de la ex SIDE tenía por debajo nada menos que al entonces jefe de Contrainteligencia, Stiuso, y acumulaba el poder total sobre la “Ojota”, el área encargada de llevar adelante las pinchaduras telefónicas. Una de las áreas que había estado involucrada en el seguimiento de Rabbani.
Fue justamente por un episodio relacionado con escuchas judiciales que Ancehzar quedó comprometido en la causa en la que se investiga el presunto encubrimiento del atentado contra la AMIA: fue procesado y llegó a juicio oral, acusado de haber sido parte de la maniobra que tuvo por objeto proteger y proveer impunidad a Alberto Jacinto Kanoore Edul, un empresario textil de origen sirio ligado a la familia del entonces presidente Menem. La investigación llegó hasta su puerta cuando la justicia detectó que en los días previos al atetado había mantenido un contacto telefónico con el reducidor de autos y último tenedor conocido de la supuesta trafic-bomba, Carlos Telledín.
Cuando la Policía allanó la casa de Kanoore Edul encontró una agenda que tenía, entre otros contactos, el de Mohsen Rabbani, ex Consejero Cultural de la embajada de la República Islámica de Irán, sobre quien aún pesa un pedido de captura internacional por su presunta participación en el atentado que le arrancó la vida a 85 personas.
Con ese tipo de elementos, fiscal Nisman pidió que Anchezar y otros 5 imputados fueran elevados a juicio oral, y acusó al marino retirado de interrumpir de manera intempestiva y por orden de la Casa Rosada la investigación tendiente a “corroborar las serias sospechas que a poco más de 10 días del atentado se erigían sobre Kanoore Edul”.
Los documentos de la SIDE
fueron desclasificados el año pasado
“Esta línea de investigación fue prolijamente desarticulada. Los casetes correspondientes a las grabaciones de tres líneas telefónicas intervenidas desaparecieron; las transcripciones de las escuchas que el organismo de inteligencia remitió al juzgado sobre los registros de esos casetes nunca pudieron ser halladas; se procedió a la baja intempestiva y sin orden judicial de la escucha directa de uno de los teléfonos mencionados; las restantes intervenciones fueron dadas de baja en un lapso inexplicablemente breve; y los informes -policiales o de inteligencia- reflejaron falsamente que el producido carecía de interés para la investigación”, sostuvo el fiscal.
El hallazgo
Con Anchezar sentado en el banquillo de los acusados –junto a su ex jefe Anzorreguy y al ex presidente Menem, entre otros– el equipo de fiscales que hoy conduce la UFIAMIA detectó la existencia de una serie de documentos secretos producidos por la inteligencia argentina, relacionados con el atentado contra la mutual judía que hasta la actualidad se habían mantenido ocultos.
Los documentos aparecieron hace pocos meses en el marco del último proceso de desclasificación. En octubre, los titulares de la Unidad Fiscal Especial dieron a conocer un informe sobre el proceso iniciado el año pasado por orden de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que implicó la desclasificación de 2.047 carpetas que se encontraban hace una década bajo custodia de la UFIAMIA, aunque vedadas a las partes, y la búsqueda de toda nueva documentación o archivo que no hubiera sido aportada a la causa.
“En el cumplimiento de esa orden, la AFI (Agencia Federal de Inteligencia) realizó una inspección de sus instalaciones con magistrados y funcionarios de la UFI-AMIA y una escribana de la Escribana de Gobierno”, detallaron los fiscales Roberto Salum, Sabrina Namer y Leonardo Filippini en el informe.
La inspección culminó con la identificación de tres nuevos depósitos de documentación que quedaron registrados en sucesivas actas y en soporte fotográfico y fílmico y que luego fueron relevadas por un equipo especializado a cargo del fiscal coordinador de la UFI, Juan Murray. Hasta el cierre del informe, el Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental (Gerad) creado por la Procuración General de la Nación había logrado sistematizar 10.000 registros 200.000 fojas, pero la información seguía apareciendo.
En ese contexto apareció el documento en el que quedó plasmado el encuentro entre Anchezar, Rabbani y el nexo entre ambos y otro referido a una segunda reunión, según aseguraron a BAE Negocios dos fuentes con acceso al expediente.
Una de ellas sostuvo que los documentos harían referencia a reuniones en las que se habría dialogado sobre la paralizada relación comercial entre Argentina e Irán.
Este medio intentó, sin éxito, confirmar el hallazgo de un documento con los titulares de la UFI-AMIA que optaron por no dar información sobre el proceso de desclasificación en curso. Quien sí respondió fue el propio Anchezar, quien atendió un llamado telefónico de BAE Negocios.
–¿Recuerda usted haberse reunido con Rabbani en 1995, un año después del atentado, en la Secretaria de Inteligencia?
–No conozco personalmente a ese hombre, se quién es por haber visto su nombre varias veces en los diarios en los últimos años.
–Existe un documento que da cuenta de ese encuentro.
–No sé de qué documento me habla, no conozco ese documento. El único contacto que tuve con la comunidad islámica fue cuando fui con otro secretario a un evento en un club de Liniers. Nos mandaron desde arriba, porque los miembros de esa comunicad se sentían perseguidos. Fue un gesto.
- ¿Y eso cuándo fue?
-No me acuerdo.
Pasó demasiado tiempo.
http://www.diariobae.com/article/details/114036/revelan-relacion-de-la-side-con-sospechoso-del-atentado-a-la-amia 

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