BRINDANDO SOBRE LOS ESCOMBROS

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

El primer programa de la dirección de noticias del canal de cable ALEF NETWORK fue emitido en 1995,  días antes del primer aniversari...

sábado, 27 de enero de 2018

FULLERIAS


¿Cuál es el mejor modo de encubrir el real encubrimiento?: con una denuncia por otro encubrimiento más traición a la patria contra quienes pusieron en riesgo la historia oficial, con encarcelamientos filmados, impulsada por los que debieran explicar “¿dónde estuviste tú en los 90, papá?”.


FULLERIAS
                                     por Horacio Lutzky*

No conozco personalmente a Carlos Zaninni,  quien el 18 de enero preguntó en una carta abierta en Página/12 “¿puede alguien, en derecho, explicar mi prisión?, con relación al Memorándum firmado con Irán.
En derecho,  es inexplicable,  y destacados juristas como Eugenio Zaffaroni y Julio Maier,  además del asesor jurídico del Llamamiento Judío Luis Kon ya se han explayado.  

En cuanto a razones profundas,  en cambio es perfectamente explicable,  y hasta un punto previsible.  
No avalé en su momento la suscripción del Memorándum de Entendimiento con Irán.  Por el contrario,  lo consideré un error opinando que “tiene razón la presidenta cuando señala que el gobierno iniciado por Néstor Kirchner en 2003 y continuado por CFK, fue el único en realizar actos concretos en favor del esclarecimiento del atentado. Pero tienen también razón muchos de quienes, sin desconocer esos innegables antecedentes,  expresan sus dudas y prevenciones ante el memorándum (…)   Una cosa es una cosa… Y otra cosa distinta es sostener que esta jugada desafortunada y desaconsejable convierte a miembros de este gobierno en “traidores”,  “antisemitas”, propiciadores de un “tercer atentado”, o calificativos por el estilo.  Es cierto que el deleznable régimen iraní,  violador serial de los derechos humanos, con su rol en la diseminación del terrorismo, el antisemitismo y el fundamentalismo premoderno,  es motivo de lógica preocupación. Incluso respecto de las consecuencias de su proyección latinoamericana. Pero los intercambios comerciales –en forma directa o triangulada- también existen con países como EEUU o Israel,  así como hay contactos y amagues de reuniones por el tema nuclear.   Sin embargo,  aquí estamos hablando de algo mucho más concreto,  relativo a un determinado proceso judicial.  Son legión  los dirigentes políticos nacionales y comunitarios que -amplificados por una aceitada caja de resonancia mediática- hoy se rasgan las vestiduras y se tiran de los pelos indignados,  mientras alertan sobre el desastre al que se llevará una causa judicial supuestamente viva y pletórica de revelaciones y probanzas judiciales. O mienten con alevosía,  o son pavotes con carnet habilitante que repiten consignas vaciadas de contenido real.   Frases hechas que muchas veces poseen copyright en otro idioma. Los referentes del PRO que promocionaron al procesado  “Fino” Palacios, los de la Alianza delarruista que echaron a Nilda Garré para negociar con Menem y continuar tapando la “pista siria”, los dirigentes comunitarios que avalaron el encubrimiento de la conexión local y los negocios espurios de Beraja y Aviran, las legaciones diplomáticas que presionaron para que no se revisaran las escandalosas irregularidades de la investigación,  deberían todos ellos guardar un tono cuanto menos circunspecto. Para decirlo en latín: silbar bajito. Pero no perderán la oportunidad de llevar agua hacia su molino político con sobreactuaciones memorables” (“¿Irán?”, Nueva Sión, 12/02/2013).  Y así fue,  y sigue siendo.   

Pero,  mucho peor,  para mayor escándalo: funcionarios judiciales que propician estas persecutorias  “prisiones preventivas”  y otras crueles penas anticipadas como la que impidió a Timerman   abordar su avión para tratarse el cáncer que padece,  fueron antes funcionarios del estrecho círculo  decisorio del gobierno de Carlos Menem.  Gobierno que entre los años 1991 y 1995 (época de los atentados en Argentina) sostuvo tratos con criminales agentes croatas,  iraníes y sirios,   para realizar el ilegal contrabando de armas a Croacia y Bosnia que contaba con el visto bueno de Estados Unidos,  y que luego llevó a Menem a prisión allá por el 2001.   Carlos Corach era su Secretario de Legal y Técnica,  y Claudio Bonadío su segundo.    El principal articulador del riesgoso contrabando de armas hacia los Balcanes,  que fluía con parte de los fondos provenientes de Croacia y otro tanto de Irán,   fue el traficante sirio  Monzer  Al Kassar,  que pese a sus frondosos antecedentes criminales y su vinculación con atentados terroristas,  obtuvo en trámite ultra express documentos y pasaporte argentinos,  pasando como por un tubo por la oficina de población y migraciones que entonces ocupaba el actual fiscal de Cámara Germán Moldes. 

Tras el atentado a la AMIA  -tal como se probó  acabadamente en distintas instancias judiciales y también en el proceso de destitución del ex juez Galeano-   se eliminaron grabaciones y sus transcripciones (sobre los iraníes,  previas al atentado, y posteriores sobre el entorno íntimo de Menem, la llamada “pista Kanoore Edul, etc.),   se destruyeron filmaciones y otras evidencias adrede,  se coaccionó a testigos para que no declaren y a otros para que mientan,  se ignoró el vuelo suspendido sobre el techo de AMIA de un helicóptero la madrugada anterior a la explosión,  se plantaron pistas falsas,  se inventaron conductores suicidas,  se atribuyó el atentado a Bin Laden,  y se pagó a un preso casi medio millón de dólares con fondos de la SIDE para comprarle una declaración con la cual imputar falsamente a unos policías bonaerenses.     Todas esas barbaridades ocurrieron en los primeros meses y años posteriores al atentado.    Así fue que se “limpió” el expediente y se trituró definitivamente la “causa AMIA”,  convirtiéndose en un vertedero de burdos e interesados informes de inteligencia.  

Por todas esas maniobras están actualmente en silenciado juicio oral (pero sin la prisión preventiva que aplican a Zaninni) parte de los funcionarios y colaboradores involucrados en esas maniobras,   desde Menem,  Anzorreguy,  Galeano y los fiscales Müllen y Barbaccia,  hasta el ex titular de la DAIA Rubén Beraja .     ¿Y cual es el mejor modo de encubrir  ese,  el real encubrimiento,  el que dejó la investigación criminal como una cáscara vacía?: con una denuncia por un súper encubrimiento más traición a la patria contra quienes pusieron en riesgo la historia oficial, con encarcelamientos filmados,  impulsada por quienes deberían explicar “¿dónde estuviste tú en los 90, papá?”.   

Si,  además,  esto sirve para intentar proscribir a referentes nacionales y populares, tal como está ocurriendo con mecanismos similares a escala continental:  bingo!.
No se trata de derecho,  sino de fullerías.    


*abogado,  escritor y periodista.  Ex asesor de la Comisión de Juicio Político a la Corte Suprema menemista por no investigar el atentado a la Embajada de Israel (2002).  Autor de cuatro libros sobre la temática: “Caso AMIA, la deuda in terna” (2003),  “Brindando sobre los Escombros. La dirigencia judía y los atentados:  entre la denuncia y el encubrimiento” (2012),  “Iosi,  el espía arrepentido” (en coautoría con Miriam Lewin, 2015) y  “La Explosión” (2017).  

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