BRINDANDO SOBRE LOS ESCOMBROS

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

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martes, 28 de abril de 2015

CÓMPLICES

El encubrimiento y el plan sistemático de desviación de la investigación y de destrucción de pruebas,  así como la conspiración para armar una historia a medida de las necesidades del gobierno menemista y sus cómplices de la DAIA ha dejado de ser una afiebrada especulación de unos poquísimos periodistas que desde hace ya muchos años en su casi totalidad nutrieron las páginas de Nueva Sión,  para ser ahora explicado y descripto con todas las letras por los magistrados del Tribunal Oral Nº 3.

En España,  la conspiración para desviar la investigación de los autores de la masacre de Atocha duró apenas una semana,  en la cual el gobierno le endilgó los atentados a la ETA.  .  Frente a la presión social,  unos pocos días después el caso fue completamente esclarecido.  Si la DAIA hubiera actuado allí,   Aznar quizás seguiría en el gobierno y habría un puñado de vascos pagando por el horrendo crimen.   
El encubrimiento aquí duró diez años,  y aún no sabemos quienes fueron los asesinos.   Pero ahora sabemos,  en parte,  porqué no llegamos a la verdad.
A lo largo del juicio oral más extenso de la historia argentina.,   quienes tuvimos oportunidad de asistir a muchas de las en ocasiones larguísimas audiencias donde centenares de testigos declararon por primera vez con las debidas garantías,  pudimos advertir claramente cómo se desmoronaba el criminal castillo de naipes que fuera armado por el removido juez Galeano bajo instrucciones directas del gobierno de Menem a través de la SIDE,  que hizo y deshizo a su antojo,  y no solo pagándole U$S 400.000 a un imputado en la causa para que incriminara a un grupo de policías bonaerenses.    Ello,  de modo similar al frustrado intento anterior-mediante el represor capitán Héctor Vergez,  emisario del gobierno y el juzgado-  de convencer a Telleldín para que incriminara por el atentado a dos libaneses detenidos en Paraguay,  mediante el pago de un soborno que podría haber llegado a U$S 1.000.000.    Finalmente,  ha quedado expuesto cómo la DAIA y sus abogados avalaron paso a paso la construcción del engaño,  participando desde las mismas entrañas del poder.

Nada podía esperarse del menemismo.   Menos aún cabía apelar a la buena fe de comisarios corruptos,   policias antisemitas, ladrones de coches,  proxenetas,  y delincuentes de toda laya.    No fueron ellos quienes traicionaron.
(Publicado en setiembre de 2004 en "Nueva Sión")

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