BRINDANDO SOBRE LOS ESCOMBROS

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

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miércoles, 6 de julio de 2022

APARECEN LOS DUEÑOS DEL CIRCO. Y NOS QUIEREN DEMANDAR POR DAÑOS Y PERJUICIOS.

Tras la repercusión de la serie “Iosi, el espía arrepentido”,  fue iniciada contra mi y la editorial Sudamericana una mediación por daños y perjuicios, por un estudio jurídico de socios vinculados al ex agente de la CIA y fundador de la agencia Kroll,  Frank Holder.  

 


Pero no por el libro que escribimos con Miriam Lewin,  sino por mi libro posterior “La Explosión”,  cuya trama asoma en algunas escenas de la serie.

“La Explosión” es una novela histórica con información sobre el contrabando de armas y los atentados,  que va siendo revelada por dos personajes de ficción:  un periodista de un medio judío y un agente de inteligencia.    Y un juez federal que trata de tapar todo.

Allí consigno que el  7 de Julio de 1994 se suscribió el contrato de concesión gubernamental de la Terminal Portuaria 6 de Puerto Nuevo de la Ciudad de Buenos Aires a la firma Terminal Portuaria Intefema de Buenos Aires Sociedad Anónima.  Y que esa sociedad se dedicó a facilitar el contrabando de armas. También mencioné que posteriormente, uno de sus directores será representante para América Latina del Centro Simón Wiesenthal (ver: El Centro Wiesenthal y una respuesta falsa ). 

El contrabando de armas a los Balcanes impulsado por Menem contó con traficantes sirios, iraníes y croatas instalados en Buenos Aires y asistidos por el gobierno argentino, con la participación de militares argentinos, banqueros y financistas.  Un dirigente comunitario tuvo tres años de inquilino a un comprador iraní, miembro de la Guardia Revolucionaria.    Todo,  con el visto bueno de los Estados Unidos que propiciaba el envío secreto de las armas a Croacia y a los  musulmanes bosnios,  para derrotar a los serbios apoyados por Rusia en la guerra que desintegró la federación Yugoslava. 

Ese contrabando de armas motivó el atentado contra la Fábrica Militar de Río Tercero y el encubrimiento del atentado a la AMIA. 

Lo que no conté en “La Explosión” es que nada menos que el día siguiente del atentado contra la AMIA, es decir el 19 de julio de 1994,   Menem firmó un decreto (Dec. Nacional 1196/94) aprobando la concesión de la terminal 6 del puerto a Intefema.

 



 

Ese mismo día, el embajador argentino en Israel envió un cable a la Cancillería afirmando que el gobierno israelí quería coordinar con Menem “una interpretación unificada de lo sucedido”. A horas del atentado, en pleno estado de conmoción nacional e internacional, en medio de los operativos de remoción de escombros y rescate de sobrevivientes, y de supuesta búsqueda de los responsables del atentado,   cuando TODO estaba referido a la catástrofe de la AMIA,  el presidente Menem se ocupaba de sacar este decreto.  Muy sugestivo.

El objeto social de Intefema, la beneficiaria de la delicada medida,  era    “ realizar por cuenta propia la explotación de la concesión otorgada por el Estado Nacional, respecto de la Terminal 6 del Puerto Nuevo de la Ciudad de Buenos Aires, y en particular brindar los servicios al buque y a la carga que se presenten en la Terminal, incluyendo recepción, expedición, manipuleo, estiba, desestiba, almacenaje de cargas, control y registro de la carga y descarga de mercaderías, amarre y desamarre, uso del muelle, todo otro servicio que, prestado al buque o a la carga, tienda a una mayor eficiencia y operatividad en la Terminal ”

De esa terminal,  ya habían salido toneladas de armas y explosivos almacenados en containers con destino declarado falso.     Que eran acumulados a 15 minutos de la sede de la AMIA.  Por encargo de interesados croatas, sirios e iraníes.     Uno solo de los envíos involucró para el traslado a 107 camiones.

En la misma zona del puerto, a escasos 200 metros de donde se acumulaban las armas en la terminal 6,  tenía su depósito Nassib Haddad,  minero experto en explosivos,  dueño del volquete dejado en la puerta de la AMIA instantes antes de las explosiones. Protegido por el gobierno de Menem y el Juzgado de Galeano,  había nacido en la misma aldea del sur del Líbano donde vivió el secretario general de Hezbollah.  Integrando el mismo escenario,  se desconoce además la procedencia de las pilas de bolsas de supuesto material de construcción bajadas de una camioneta casi en simultáneo con el volquete y dejadas en la puerta de la AMIA.

Investigar todo eso en 1994,  examinando los movimientos del puerto y el involucramiento de personajes como el terrorista Monzer Al Kassar o el enigmático Yabrán,  hubiera develado con escándalo el operativo secreto e ilícito de tráfico de armas,  que además debía continuar,  porque así lo necesitaba Estados Unidos y porque las ganancias eran fabulosas.    Saliendo por la Terminal 6, ahora controlada por Intefema.   

En el fallo condenatorio del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2  dictado en el juicio por encubrimiento del atentado,  el 3 de mayo de 2019 se tuvo por acreditado que:


Otro tramo de la sentencia por el encubrimiento del atentado sintetiza lo que se decidió no investigar,  incluyendo la empresa de volquetes "Santa Rita" de Nassib Haddad situada en el puerto:
 

 Por este encubrimiento fue condenado el juez Galeano y funcionarios de la SIDE y la Policía Federal.
 
Lo cierto es que el 1 de agosto de 1994,  después de arduas negociaciones en la Casa Rosada, el juez Galeano y los principales funcionarios policiales y de inteligencia encargados de la investigación acordaron obturar esa línea de investigación, conocida como "pista siria".    Lo que era una orden de arresto se convirtió en el mismo día en una invitación a declarar como testigo,  y se abandonaron abruptamente las medidas de prueba ya ordenadas.  
  
Según consta en mi libro "La Explosión",  el 6 de setiembre de 1994 Intefema tomó el efectivo control de la Terminal 6.    Y en la primera semana de febrero de 1995 salió de allí, como si nada hubiera pasado, el buque Rijeka Express de la Croatia Lines indicando como falso destino a Venezuela. Pero llevaba  85 contenedores con toneladas de armas a Croacia.    La Croatia Lines compartía oficina en el microcentro de Buenos Aires con la Iranian Shipping Lines, empresa estatal de la República Islámica de Irán, que era manejada por los Pasdaran, los Guardianes de la Revolución.   Una gran familia.

 

LOS ASOCIADOS

El estudio de abogados que asesora en el reclamo de daños y perjuicios por nuestro libro "La Explosión" está integrado por PABLO A. MELHEM, MARIANO P. GONZALEZ y PABLO FERRARO MILA,  quienes a su vez son directores de FTI CONSULTING S.A.    Esta firma tuvo hasta hace poco tiempo domicilio social en Juan María Gutiérrez 3765, Piso 4,  sede del estudio jurídico.

“FTI está íntimamente vinculada a Frank Holder, un ex agente de la CIA que saltó a la fama a fines de los 90´ cuando se convirtió en una de las estrellas de la seguridad privada. Holder llegó a ser chairman (presidente) de FTI para América Latina, como reflejaba hasta anoche su sitio web” ,  consignó el diario “Clarín”[1]

El mismo medio informó que    “Holder llegó a FTI en 2007, luego de una extensa y variada carrera. Fue Oficial de Inteligencia de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, y prestó servicios en la sección de Asuntos Latinoamericanos de la CIA y en la Embajada estadounidense en Buenos Aires, hasta desligarse y fundar “Holder Associates”, adquirida luego por Kroll”.

Por último,  la nota de “Clarín” aclara que   “Antes y después de su paso por FTI, Holder hizo múltiples operaciones en nuestro país, donde tuvo que convivir con los servicios de inteligencia locales, y con sus jefes. “Con Stiuso no tenía relación, pero para hacer su trabajo necesitaba no llevarse mal con la SIDE”, explicó una fuente que conoce en detalle esa relación”. 

Diversos medios y la agencia Telam vincularon además a Holder con uno de los dueños de la empresa Palermopack S.A. que prestaba al fiscal Nisman el vehículo Audi que utilizaba al tiempo de su muerte[2].  

 Segunda parte: EL OSCURO PAPEL DE INTEFEMA

Se encuentra autorizada la reproducción del presente artículo.     El resto de la información está a disposición en "La explosión.  Terroristas, nazis, carapintadas, políticos y traficantes: la conspiración tras los atentados a la AMIA y la Embajada de Israel", editorial Sudamericana. 

 

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