DOS TIROS
Dos tiros le pegó. En
un caso así, “in fraganti”, es para
vaciar todo el cargador. Si todos
hiciéramos lo mismo, se acabaría la delincuencia en este país.
Si, sí, a cualquiera
le puede pasar. Por eso hay que hacer causa
común con el contador Estévez. Apoyarlo. Reclamar su inmediata libertad.
En momentos más pasarán por televisión “Dramadiario”. ¿Cómo
habré salido?. ¿Pasarán completas mis opiniones?. Porque es muy importante que no corten
nada. Que aparezca cuando dije que yo,
en las mismas circunstancias, hubiera obrado exactamente igual. Que no hay seguridad. Que la policía llega tarde. Que el Poder
Judicial no sirve. Y que entonces cada
uno tiene que defender su derecho de propiedad como mejor pueda.
Por que de eso se trata:
los bienes de cada uno de nosotros,
que tanto trabajo y sacrificio cuestan conseguir, se hallan amenazados. El derecho de propiedad, contemplado en la Constitución
Nacional , es reiteradamente violado. Sí, v-i-o-l-a-do. Impunemente. ¡Uf!. ¿Quién llamará justo
ahora?. Olaá, hable. ¿Quién es?. Ah, si, señor Fitipaldi. Ya le dije que no tengo nada más que hablar
con usted. Hable con mi abogado. Y bueno m´hijo, los negocios son así, a veces se gana, a veces se pierde. Además usted sabe que las ventas habían
bajado muchísimo. Y, ¡qué quería que
hiciera?, ¿qué pusiera plata de mi bolsillo?.
No señor, no le voy a permitir.
Sepa usted que la causa penal está en pleno trámite y mi defensor está
probando que no hubo ninguna conducta fraudulenta de mi parte. ¿De las familias
que quedan en la calle?. ¿Y qué quiere que le diga?. Yo no soy el ministerio de
bienestar social.
Tocan el timbre...
Fueron dos tiros.
Los diarios preparan los grandes titulares del día
siguiente.
(cuento breve,
publicado por el autor el 29 de junio de 1990 en el periódico “Nueva
Sión”, a propósito del "caso del ingeniero Santos")
Me encantó el cuento, Horacio; breve, claro, contundente, premonitorio, bien escrito. Y tristemente cierto.
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