Es de lamentar el uso
políticamente sesgado y oportunista, y
la indignación selectiva que desde hace años evidencian las autodenominadas
“entidades centrales de la comunidad judía”
respecto de las acusaciones de antisemitismo o banalización del Holocausto que promueve, a tono con el grado de simbiosis desarrollado
con el gobierno de Macri.
Algunos antecedentes:
La imputación ligera de “nazismo”, frecuentemente indebida y malintencionada
para descalificar adversarios políticos,
o la banalización del Holocausto -la masacre planificada e
industrializada de seis millones de hombres, mujeres y niños por su sola
condición de judíos- distorsionan la
memoria histórica. Y al igualarlo
todo, neutralizan los reflejos
defensivos que debe mantener en alto un sistema democrático ante reales amenazas
latentes, que aguardan el momento de
levantar su cabeza criminal nuevamente.
A esas amenazas se refirió la ex
presidenta Cristina Fernandez de Kirchner en su discurso en Ferro, en el marco
del foro de Pensamiento Crítico organizado por CLACSO. Aludió a "algunos Hitler modernos que
acusan a los inmigrantes de tener la culpa de que no haya trabajo". Y agregó que " la culpa por la
falta de trabajo, fábricas y comercios que se cierran, debe buscarse no en los
inmigrantes sino en las políticas públicas que se han implementado". "Cuando se agota la argumentación del
capitalismo en algunos sociedades comienzan a surgir los movimientos de extrema
derecha que tratan de explicar los problemas encontrando culpables",
planteó Cristina luego de comparar esos discursos con los relatos sobre los que
se montaron el nazismo y el fascismo en la Europa de la preguerra, y con el actual
crecimiento de movimientos de extrema derecha en distintos países.
Huelga señalar que no es CFK la
única analista o dirigente en advertir sobre la peligrosidad de los renovados discursos
de exclusión y estigmatización de pobres e inmigrantes, y en recordar su utilización en los años 30 y
40 por el nacionalsocialismo en su camino al totalitarismo.
Sin embargo, esta mención motivó un inmediato y durísimo comunicado
de repudio por parte de la Organización
Sionista Argentina, que imputa a la senadora banalizar la Shoá “de un modo
inaudito e inaceptable” por usar la expresión “Hitler modernos” para
señalar políticas que condenan cruelmente a millones, prescindiendo el comunicado de contemplar el
marco conceptual del planteo de Cristina, y descontextualizándolo.
De tal modo, puede decirse que quien en verdad banaliza el
recuerdo de la Shoá es la propia entidad judía,
que sacraliza ciertos términos como si no hubieran sido un producto
humano que se dio en un contexto económico y social, “prohibiendo” su utilización como advertencia
ante movimientos que pudieran propiciar alguna forma de resurgimiento de
sistemas genocidas. Bien
entendido, en eso consiste el “Nunca
Más”. El camino a la Shoá no comenzó con
Auschwitz, sino muchos años antes, con las primeras medidas discriminatorias y
persecutorias.
Es de lamentar el uso
políticamente sesgado y oportunista, y
la indignación selectiva que desde hace años evidencian las autodenominadas
“entidades centrales de la comunidad judía”
respecto de estas cuestiones, a tono con el grado de simbiosis desarrollado
con el gobierno de Macri.
Así por ejemplo se vio cuando la DAIA
difundió en julio de 2016 un comunicado de repudio al periodista Víctor Hugo
Morales. La nota fue firmada por el negociador
de dispensas por ofensas negacionistas (Ariel Cohen Sabban) y por un entonces
funcionario del gobierno de Macri que ejercía al mismo tiempo como Secretario
General de la DAIA (o funcionario de la DAIA que ejercía al mismo tiempo
un cargo público directivo, designado por el rabistro Sergio Bergman en el
gobierno de Macri), el Dr. Santiago Kaplun.
¿Qué fue lo que motivó la
indignada reacción?: el periodista había tenido la descabellada ocurrencia de
señalar que "AMIA y DAIA se han convertido en nidos políticos del
PRO", y que “están en línea con sectores de la sociedad” que “terminaron
entrando nazis en la Casa Rosada”. Esto último hacía referencia a que en Casa Rosada fueron recibidos
oficialmente jóvenes militantes de un partido neonazi liderado por el
führer criollo Biondini (hecho luego
agravado con el adoctrinamiento efectuado por sus integrantes en un
colegio público de la provincia de Buenos Aires). La DAIA no emitió por ninguno
de los dos hechos comunicado alguno de repudio que pudiera incomodar al PRO y
entendió que a cualquiera le puede pasar que se le metan militantes neonazis en
una reunión oficial. O que, días después, integrantes de esa banda den clases en un colegio que depende de la
más importante gobernadora del PRO, María Eugenia Vidal. ¿Pero
que un periodista critique a la DAIA, diciendo que está alineada al PRO?: eso sí que es grave.
Rápido de reflejos (como en sus
tiempos de arquero en Atlanta), el ex
vicepresidente de DAIA y diputado por el PRO Waldo Wolff salió entonces
del área tratando de "ridículo" y de "precariedad
intelectual" a Victor Hugo Morales. ¿A quién se le puede ocurrir sostener
que la DAIA y el PRO actúan en yunta?.
Luego, y como era de esperar, se
activó el REPUDIÓMETRO DE LA DAIA, haciendo llegar a todos los medios el
comunicado rechazando estas expresiones periodísticas "que carecen de toda
relación con la realidad".
Por esos días, el conducto de
repudios se atascó con comunicados contra opositores al PRO (contra el actor
Gerardo Romano, el político Agustín Rossi, Victor Hugo), y no permitió fluir mensajes de denuncia respecto
de la minimización oficial del accionar de neonazis declarados.
En cambio, si un “intelectual orgánico” del macrismo
taxativamente proclama que el kirchnerismo es lo mismo que el nazismo y “la
Cámpora” es como las SS, no es para
escandalizarse. En los últimos
tiempos así lo hizo el ex actor cómico y hoy alterado referente de Cambiemos
Alfredo Casero. Pero antes, lo hizo el
escritor macrista Marcos Aguinis en una columna para el diario “La Nación”
publicada el 21 de agosto de 2012 (El veneno de la épica kirchnerista) donde
expresó:
“Las fuerzas (¿paramilitares?) de Milagro Sala provocaron analogías con
las Juventudes Hitlerianas. Estas últimas, sin embargo, por asesinas y
despreciables que hayan sido, luchaban por un ideal absurdo pero ideal al fin,
como la raza superior y otras locuras. Los actuales paramilitares
kirchneristas, y La Cámpora, y El Evita, y Tupac Amaru, y otras fórmulas
igualmente confusas, en cambio, han estructurado una corporación que milita
para ganar un sueldo o sentirse poderosos o meter la mano en los bienes de la Nación”
El escandaloso silencio inicial
de la DAIA -seguido de un tibio comunicado genérico- acerca del temerario
artículo de Marcos Aguinis suscitó entonces indignación,
aunque no sorpresa.
Las vacilaciones de la DAIA no
sólo se relacionan con el sujeto a criticar (en este caso un vocero del
establishment, que en octubre de 2016 volvió
a proferir conceptos parecidos en el programa de TV “Intratables”), sino
con su inalterada conducta desde los años 90 hasta la actualidad, la
misma que puso a dos ex presidentes de la entidad a homenajear (brindis
incluído) a acusados de encubrimiento del atentado a la AMIA/DAIA.
Además, la DAIA encuentra
dificultades para censurar el uso espurio de analogías con el nazismo y la
persecución antisemita, porque las propias instituciones centrales han
cultivado esa forma de chantaje moral. De tal modo, el procesamiento
judicial al ex presidente de DAIA Rubén Beraja por su imputado aval al desvío
de las investigaciones del atentado, según estas entidades, es
equivalente al libelo antisemita sobre “una conspiración internacional del
pueblo judío para dominar el mundo” , tal como reza un escrito judicial firmado
por los presidentes de DAIA y AMIA.. Así fue cuando en diciembre de 2009
el juez Ariel Lijo corrió vista a las querellas para que acusen y fijen su
posición en el proceso seguido por las irregularidades que evidenciaron el
encubrimiento del atentado a la AMIA,
juicio que por estos días está en su etapa final. Entonces los
presidentes de AMIA y DAIA (Guillermo Borger y Aldo Donzis) con el patrocinio
del Dr. Miguel Angel Zechin -supuestamente querellantes-
presentaron un escrito que la defensa de Beraja no hubiera podido
redactar mejor, para lo cual acudieron al recurso de encuadrar todo en
“persecución antisemita”:
“En calumnias como ésta han abrevado los más acérrimos antisemitas en el
mundo entero. De ellas se han alimentado las teorías judeofóbicas más abyectas
y viles, según las cuales existe una conspiración internacional del pueblo
judío para dominar el mundo. Su paralelo con las frases volcadas por la sala
ad-hoc es estremecedor”, opinaron en su libelo los titulares de AMIA
y DAIA sobre el fallo de la Cámara Federal de Apelaciones que confirmó el
procesamiento de Beraja con relación al soborno de más de U$400.000 a
Telleldín..
En dicha pieza se abstuvieron de
acusar a los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, del ex juez
Galeano sólo efectuaron un cuestionamiento tangencial, pidieron medidas
dilatorias para que la causa no llegue a juicio oral, y señalaron que en
la investigación del atentado no hubo conspiración alguna.
"Beraja representaba a toda la dirigencia comunitaria"
“En ese tren de lanzar
acusaciones, que calificamos de perversas, enfermizas y por cierto peligrosas,
se olvida que la AMIA y la DAIA fueron las víctimas directas del ataque”,
afirmaron los titulares de las entidades para evitar la condena a uno de
sus dirigentes. “El señor Beraja representaba y actuaba en nombre de toda
la dirigencia comunitaria. Lo que él sabía, lo sabían todos los dirigentes de
las instituciones, a los cuales mantenía informados en reuniones periódicas,
pues, entre otras, esa era su función como Presidente de la DAIA”,
señalaron. Entonces, que “hoy esté sometido a proceso es un
dislate para el que nos faltan calificativos. Junto con él, se arrastra en tal
acusación a toda la dirigencia comunitaria de aquélla época”, que por lo
visto aún sigue siendo esta época. Luego, calificaron de
“desvergonzada” la acusación contra Beraja, señalando que ella obedece a la
voluntad de transformar a la víctima en victimario, dentro de la “fantasía” de
la existencia de un complot encubridor.
Todo vale.
El cierre de esta nota es una
pregunta retórica: ¿quiénes son en verdad los banalizadores? .
(Nota para la revista Convergencia, diciembre 2018)
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