El
uso espurio de denuncias políticas en la causa AMIA. Un antecedente olvidado: cuando los fiscales Nisman, Müllen y Barbaccia denunciaron falsamente junto a la DAIA a una funcionaria que quiso investigar el encubrimiento. El pacto De la Rúa-Menem
A lo
largo del extensísimo Juicio Oral iniciado en setiembre de 2001 contra los entonces acusados por el atentado, las reacciones
automáticas de la querella AMIA-DAIA en defensa de la demostradamente falsa
historia oficial se replicaron una y otra vez bajo el argumento de que cualquier
cosa que cuestionara lo realizado por el juez Galeano y sus auxiliares de la
policía y la SIDE, sólo servía para beneficiar a los imputados. Bajo tal
consigna, la querella oficial ha defendido contra viento y marea irregularidades
de una cantidad y entidad de difícil comparación con cualquier otro antecedente
de la historia judicial argentina. Pero hubo un episodio -fuera de la
condecoración al “fino” Palacios y demás autoridades de la Policía Federal-
donde las interferencias políticas y las “razones de Estado” quedaron
especialmente en evidencia. Con una denuncia que llevó la firma de dos
fiscales actualmente procesados, más la del infortunado Nisman, en un precedente que cobra gran relevancia a la luz de los actuales acontecimientos:
el episodio “testigo C- Nilda Garré”.