El juicio por encubrimiento del
atentado a la AMIA
no muestra aún en las primeras audiencias grandes sorpresas. Recordamos que en esta etapa se juzga en
juicio oral la participación de los encausados en maniobras de ocultamiento de
la llamada pista siria y en el pago ilegal de más de U$400.000 al imputado
Telleldín para desviar las investigaciones mediante una declaración falsa. Todo ello,
encaminado a cerrar la causa con una mendaz versión del atentado, dejando fuera del proceso a personajes
vinculados al gobierno y a la familia de Carlos Menem.
Uno de los ejes cruciales del debate se
ubica en la escandalosa actuación de la dirigencia de la DAIA mientras en los
despachos de la SIDE
comandada por Hugo Anzorreguy, en los
del juez Juan José Galeano y colaboradores y en los de la propia Casa Rosada se
consensuaba la falsa versión a presentar a la sociedad, mediante el soborno, la coacción a testigos, la destrucción de evidencias, el plantado de pistas falsas y la
diseminación de cortinas de humo mediáticas.
La DAIA , para vergüenza de la comunidad judía
argentina, no fue ajena a semejante
estafa moral. Y si bien sólo su
presidente de entonces, Rubén
Beraja, está en el banquillo de los
acusados, diversas circunstancias
evidencian un compromiso más abarcativo con la maniobra clandestina.