Frente a un
proceso oral con larguísimas jornadas que muchas veces resultaban tediosas para
el puñado de periodistas destacados para cubrir el juicio, la aparición de cualquier
novedad fuerte o de alguna nota de color era muy bienvenida por los cronistas. El timing con
la prensa fue bien administrado por el equipo de la DAIA, que aprendió a
suministrar el material que iba “filtrando” a los escribas según sus
necesidades políticas.
Esto pudo
advertirse con claridad días después de que el entonces sucesor de Beraja como presidente
de la DAIA, José Hercman,
obtuvo de Dela Rúa la renuncia de Nilda Garré al frente de la Secretaría de seguimiento de las investigaciones, por haberse metido con la pista siria y las
irregularidades de la causa.